Eso sí, dejó claro que desea que los desacuerdos con el Gobierno de la República Islámica «se resuelvan de manera pacífica y dialogada».

Blair hizo estas declaraciones horas después de que los 15 marineros británicos detenidos el 23 de marzo en aguas del Golfo Pérsico por fuerzas navales iraníes fueran perdonados, horas antes de ser trasladados a la embajada de Reino Unido en Teherán.

El primer ministro británico reconoció, a las puertas de Downing Street, que sentía un «inmenso alivio» por la resolución de la crisis. «Sé que su liberación supone un profundo descanso, no sólo para ellos, sino para sus familias, que han soportado tanta angustia y ansiedad durante los últimos 12 días».

Tony Blair compareció ante los medios de comunicación junto a la ministra de Asuntos Exteriores, Margaret Beckett, objeto de duras críticas durante los días que ha durado la crisis. El Gobierno británico ha sido criticado por varios motivos: el principal, su debilidad en política exterior, que muchos analistas consideran motivada por la intervención en Irak, que ha dejado, por el desastre de la guerra, sin argumentos a Reino Unido en muchos escenarios.

El primer ministro defendió la gestión del conflicto con Irán, dijo que se había afrontado de forma «firme», pero con serenidad, y que en ningún caso se habían hecho concesiones al Gobierno de Mahmud Ahmadineyad.

Blair agradeció el apoyo recibido por la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de la ONU durante los 13 días de crisis, pero más significativa fue la referencia a los países que han servido de puente entre Londres y Teherán para solventar el conflicto.

El 'premier' dio las gracias, así, a sus «amigos y aliados en la región, que han desempeñado su papel» para que al final los marineros fueran liberados. Según Sky News, Siria y Qatar han sido protagonistas de excepción durante las últimas horas. El ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid al Muallem, confirmó que el propio Blair le pidió que mediara con Irán.