Jueves, 5 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6318.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos (Epícteto)
Haz Click Aquí
 MUNDO
LUCHA POR EL PODER / Crisis institucional en Kiev
Yanukovich amenaza con boicotear las elecciones ucranianas
El primer ministro reitera que no acatará la disolución del Parlamento decretada por la Presidencia, que considera «ilegal» la actual Rada
DANIEL UTRILLA. Enviado especial

KIEV.- A pocos metros del mítico estadio de fútbol del Dínamo de Kiev, cientos de partidarios del primer ministro prorruso Viktor Yanukovich se han encerrado en su área para defender su portería, el descomunal pórtico columnado de la Rada Suprema, el Parlamento de Ucrania, cuya disolución decretada hace dos días por el presidente europeísta Viktor Yushchenko no es acatada por la mayoría que encabeza el jefe del Gobierno.

Publicidad
«Sólo queremos que haya estabilidad», asegura a EL MUNDO un joven escuálido cubierto con una manta marrón a cuadros que parece recién salido de un naufragio y que se dice dispuesto a pasar la noche junto con sus correligionarios frente al edificio del Gobierno. A su alrededor, un mar de tiendas de campaña de color azul se extiende a los pies de la Rada. Los azules -color del Partido de las Regiones que encabeza Yanukovich- acampan en el césped que rodea al edificio de la Cámara distribuidos en parterres según las regiones de donde proceden.

Exhiben sus pancartas colgadas entre los matorrales o pegadas con celo a los árboles. «No al extremismo. Sí a la paz», reza un mensaje inconcreto que bien podría tener cabida en un manifestación contra la Guerra de Irak. Otras soflamas son más directas y aluden a la «anticonstitucionalidad» del golpe de efecto del presidente Yushchenko, que el lunes disolvió el Parlamento y convocó comicios para el 27 de mayo debido al éxodo de tránsfugas desde sus filas a las de Yanukovich.

«Hasta que el Tribunal Constitucional no se pronuncie, no haremos ningún preparativo para las elecciones», dijo ayer el primer ministro, que lanzó un llamamiento para boicotear los comicios en caso de que la máquina electoral se ponga en marcha. El jefe del Gobierno reconoció ante sus ministros que la situación política es «tensa» y abogó por el «funcionamiento de las instituciones» mientras dure el impasse. Por su parte, la Presidencia consideró «ilegal» a la actual Rada e invalidó sus decisiones, como el voto destinado a bloquear la financiación de las elecciones.

Tras el desplante de Yanukovich, la pelota está ahora en el tejado del Tribunal Constitucional, que debe dictaminar en los próximos días si la disolución del Parlamento es o no constitucional. Sin embargo, el jefe del Gobierno informó ayer que el juez principal del Tribunal Constitucional ha presentado su dimisión debido a las presiones a las que se está viendo sometido, punto que no fue confirmado por la oposición.

Si a finales de 2004 Yanukovich fue vilipendiado por decenas de miles de manifestantes durante la revolución naranja, que protestó su opaca victoria electoral y marcó su ocaso político, el líder de la mayoría prorrusa ha sabido ahora arroparse de miles de partidarios capaces de disputarle el centro del campo a los activistas de la oposición naranja, que de momento parecen replegados. Según algunas estimaciones, unos 20.000 partidarios de Yanukovich se dieron cita ayer en Kiev.

Pese a su claro planteamiento defensivo, las huestes azules del primer ministro hicieron ayer varias incursiones en el centro de la ciudad, lo que condujo a un encontronazo con los naranjas. Divididos por una línea de policías, cientos de partidarios de uno y otro bando se enseñaron los dientes sin protagonizar ningún altercado serio frente a las oficinas de la Presidencia. Más tarde, los azules avanzaron hasta la plaza de la Independencia, el epicentro de la entusiasta revolución naranja que obligó a repetir las elecciones de 2004.

Varias decenas de tiendas azules de campaña se extendían ayer acordonadas tras el escenario que domina la plaza, sobre el que los discursos de los políticos se turnaron hasta la noche con actuaciones de grupos pop, baladas y actuaciones folclóricas. Pero, pese al despliegue cromático, debe decirse que no hay color. La masificación que alcanzó en las calles la revolución de los naranjas no puede competir en densidad con la voluntariosa pero limitada presencia de los partidarios de Yanukovich. «Menudos revolucionarios. Pero si tienen 15 años», se queja Alexei, un treinteañero que ve pasar ante sus ojos a una formación ordenada de jóvenes con sus banderas azules enrolladas. Cientos de partidarios de las fuerzas naranjas, que dividen su corazón y su voto entre el partido presidencial Nuestra Ucrania y el Bloque Yulia Timoshenko, la opositora más radical, se dejaron ver ayer por la plaza Maidán, aunque no marcaron su territorio como sí han hecho los azules con su acampada.

«Cuando los naranjas formaron su primer Gobierno, subieron los precios del petróleo... Lo que queremos es estabilidad y Yanukovich nos la garantiza», aseguraba Alexander, un obrero de 46 años que fumaba como un carretero en el centro de Maidán. No lejos de él, otro Alexander, un ingeniero de aerodinámica de 48 años, no fumaba, pero estaba que echaba humo aferrado al mástil de su bandera comunista. «Si Yushchenko sigue empeñado en convocar unas elecciones anticonstitucionales, habrá riesgo de confrontación en las calles, [...] porque los partidarios de Yushchenko saben que EEUU está de su lado», exclama silenciado por los compases de una estruendosa balada. Su retórica antiamericana es fiel reflejo del viejo discurso soviético, que aún subsiste en parte de la clase política rusófila. No en vano Ucrania es un país que somatiza más que ninguna otra república las tensiones entre Rusia y Occidente, lo que se refleja en su profunda división política y que le ha valido en más de una ocasión el apelativo de campo de fútbol entre Moscú y Washington.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad