En EEUU, los republicanos, tradicionalmente, han sido el partido con más dinero. En el primer trimestre de 1999 -la última vez en la que el presidente no competía por la reelección-, los candidatos de ese partido a la Casa Blanca captaron 33 millones de dólares, frente a apenas 13 de los demócratas. En 1988, cuando tampoco había un presidente en campaña, el Partido Republicano captó 19 millones entre enero y marzo, seis veces más que el Demócrata.

El cambio de tendencia revela que los donantes están exhaustos con el partido de George W. Bush. De hecho, el Comité Nacional Republicano -lo más parecido a la estructura de un partido político en Europa- ha conseguido 25 millones en el primer trimestre. Es cierto que esa cifra supone casi el doble de los 14 millones alcanzados por el Comité Nacional Demócrata. Pero no hay que olvidar que en 2003, a estas alturas, los republicanos ya tenían en el banco 32 millones de dólares, frente a tan sólo 6 de los demócratas.

Aunque aún no está clara la razón de estos cambios, todo indica que las donaciones -frecuentemente minúsculas- a través de internet, hechas por cientos de miles de militantes, están dinamitando las tradicionales fuentes de ingresos de los grandes partidos. Es una dinámica que perjudica a los políticos del aparato, como Clinton, y que, a falta de un año y medio para las elecciones, hace que la campaña parezca mucho más abierta de lo que todos esperaban.