MIGUEL PANADÉS
WINTERTHUR BARÇA 80
UNICAJA MALAGA 58
PALAU BLAUGRANA. LLENO.
Lakovic (9)
Basile (2)
Navarro (25)
Trias (11)
Marconato (6)
Ukic (5)
F. Vázquez (4)
Kakiouzis (8)
Grimau (8)
De la Fuente (2)
Cabezas (11)
Berni R. (7)
Faison (11)
Jiménez (4)
Tusek (-)
Pepe S. (-)
Brown (4)
Welsch (4)
Santiago (4)
De Miguel (2)
Arbitros: Koukoulekidis, Ryzhyk y Sahin
BARCELONA.- Uno a uno, y la batalla continúa. El Palau Blaugrana creó el ambiente propicio para igualar el playoff de cuartos de la Euroliga. El coliseo azulgrana se vistio con las mejores galas europeas y en ese clima el conjunto de Ivanovic no falló. Las estrellas, especialmente Navarro, asumieron el liderazgo y desde el primer minuto se vio a un Barcelona capaz de superar una por una todas las trampas tácticas a las que suele someterle el Unicaja de Scariolo. El próximo jueves en Málaga se decidirá el segundo representante ACB en la final a cuatro de Atenas.
Un partido distinto al disputado 48 horas antes, con un Barcelona sólido en defensa, capaz de frenar tanto el juego interior de Santiago, como la continua amenaza exterior de los tiradores de Unicaja. Por contra, un conjunto malagueño incapaz de mostrar ese descaro que le permitió ganar en el primer partido. Unicaja jugó a ráfagas, dio chispazos de calidad. Detalles puntuales, pero insuficientes para equilibrar el juego machacón de un Barcelona que recuperaba la solidez de los últimos meses.
Al descanso, clara ventaja local (41-30) y sensación generalizada de control. En la reanudación, primeras y únicas dudas locales acompañadas del acierto de Brown y Berni Rodríguez (46-40, min. 24). Pero en ese momento, la figura de Navarro surgió en un Palau entregado, y cuatro acciones suyas consecutivas enviaron el playoff al tercer partido. La Bomba ejerció de indiscutible estrella de un Barcelona que le necesita para acercarse a la gloria.Con el partido encauzado (64-48, min. 30), Ivanovic decidió dosificar a sus mejores hombres en espera de próximos y difíciles compromisos, pero resultó que los secundarios, especialmente Grimau, demostraron no sólo estar para dar descanso a los titulares, sino que con su excelente estado de forma empujaron a su equipo a un progresivo distanciamiento en el marcador (72-52, min. 35).
De ahí hasta el final, hundimiento visitante y paréntesis en espera de un tercer partido en el que Unicaja se citará con la historia. Esta vez, el Martín Carpena intentará crear el ambiente necesario para que esa gloria que hoy acarician puedan disfrutarla definitivamente. Pero habrán de superar a un Barcelona que llega en una forma óptima.
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