Augusta National
1º Grand Slam del año
6.807 metros
La última de las cuatro ocasiones en las que Tiger Woods ganó el Masters (2005) inició el torneo con 74 golpes. Le importó un comino y se zampó a todos apartir del día siguiente. Las tres veces anteriores (1997, 2001 y 02), arrancó con 70. Tiger quiere ganar siempre y la mayoría de las veces lo consigue. Algunas veces tiene prisa desde el primer día y otras no. Es la única diferencia.
El número uno de los últimos 10 años, va a toda velocidad a por su quinta chaquieta verde. Ayer, tras una segunda vuelta con unos toques memorables (especialmente en los greens), se colocó a tres golpes de la cabeza, que ocupan Justin Rose y Brett Wetterich. Los españoles sacaron malas notas.
Olazábal fue el mejor de los suyos, pero eso no le consoló ni mucho ni poco al doble campeón (1994 y 99). Y no es que finilazara especialmente disgustado, porque él como el resto sufrió las durísimas condiciones del campo, especialmente la de los greens, más secos que la cecina.
Txema firmó 74 golpes, lo que, objetivamente, no estuvo nada mal para lo pésimas que le pintaban las cosas. Su temporada estaba siendo floja, pero ayer sacó algunos golpes estupendos y se abonó a la regularidad. Firmó 12 pares, dos birdies y cuatro bogeys; pegó 28 putts en los greens.
Sergio García se fue cuatro golpes por encima del par del campo, lo que confirma lo que él mismo reconoció durante los días de entrenamiento; que iba a necesitar bastante más suerte que en ocasionnes anteriores para estar arriba. Sus vibraciones no eran buenas; después de ayer no han cambiado, pero al menos no han empeorado. Una buena ronda hoy le pondría en la pelea. El castellonense firmó nueve pares, tres birdies, cinco bogeys y un doble bogey. Sólo alcanzó, y es el peor síntoma, cinco calles en 14 intentos. En el juego corto tampoco estuvo birllante: ocho greens de 18 tentativas.
Miguel Angel Jiménez se las vio y se las deseó para no arrojar los palos a uno de los riachuelos. El malagueño se fue hasta los 79 golpes, después de 11 pares siete bogeys. No hizo nada especialmente mal, pero tampoco hizo nada brillante.
Wetterich fue verdaderamente la sorpresa del torneo, aunque relativa en parte. Novato pese a sus 33 años, aparece en la parte noble de la tabla gracias a la regularidad que ha estado mostrando en el circuito PGA. Hace dos semanas acabó segundo en el CA Championship, pero como lo ganó Tiger le supo a triunfo.
La buena actuación de Justin Rose no fue ninguna sorpresa. El inglés, que sigue con la etiqueta de promesa mundial, se acopló estupendamente a la rigidez de los greens, gracias a sus largas etapas en los torneos australianos. Rose tiene ya un puñado de buenísimos resultados en Estados Unidos, además de dos victorias en Europa. A sus 26 años, lo tiene todo a favor para perseguir a Tiger.