Viernes, 6 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6319.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Con una mentira puede irse muy lejos, pero sin esperanza de volver (Proverbio judío)
 ESPAÑA
Cuando salí de Cuba
España intenta activar un acercamiento que fracasa por el afán propagandístico del régimen y los errores formales de Moratinos
MARISA CRUZ

MADRID.- Cruzo por fin el control de pasaportes del aeropuerto José Martí, después de que la policía me retuviera durante media hora argumentando no se qué problemas con un visado de hace ocho años. El vuelo hacia Madrid despega. He salido de Cuba. Me libero de la coraza antidoctrina que llevo puesta desde el domingo y repaso lo visto, lo oído, lo hablado y lo simplemente percibido. El intento de España por activar una estrategia de acercamiento y presencia en la isla es una buena idea pero, al menos de momento, ha cosechado un fracaso. ¿Por qué?

Publicidad
Se equivocan quienes piensen que en Cuba, con la enfermedad de Fidel, se ha entrado en un proceso de cambio. Nada más lejos de la realidad. Precisamente ahora Cuba está congelada, paralizada. Más que nunca. Nadie en la cúpula del régimen se atreve a tocar ni una sola coma de lo dispuesto por el comandante, que, grave o no, se mantiene omnipresente.

Se equivocan quienes crean también que, tras su muerte, al menos en el medio plazo, se podrá hablar de nuevos gobernantes. Raúl Castro lleva toda la vida instalado en el poder, a la sombra de su hermano, pero en lo más alto. ¿Dónde está, pues, la novedad?

El Gobierno español ha errado al elegir el momento del desembarco en la isla: pretendía ser como el yate Granma y acabó como el acorazado Maine, volando por los aires. Los acuerdos que Madrid ha firmado con La Habana se llevaban preparando desde hace meses. España los planeó con cuidado a fin de que marcaran un antes y un después. Y eso parecía, hasta que la voracidad propagandística del régimen les asestó el golpe del último minuto.

El más destacado de los pactos es, sin duda, el que establece un diálogo político periódico que en principio afectaría a todos los asuntos, incluidos los derechos humanos. La importancia de un acuerdo de este tipo con Cuba es evidente. No cabía esperar que el régimen se sentara a discutir con luz y taquígrafos sobre los presos políticos, ni sobre la clara ausencia de derechos fundamentales y libertades públicas, pero con cautela las conversaciones podrían haberse producido en privado.

Aquí se produjo el gran error. Madrid debería haber pactado con La Habana hasta el último detalle de la presentación pública de dicho acuerdo, de manera que ambas partes pudieran salvar sus respectivos intereses. España arriesgaba mucho con su viaje a Cuba, tanto dentro del territorio nacional como en el ámbito de la Unión Europea. Y La Habana no lo entendió, o nadie se lo explicó, o, si lo sabía, le importó poco.

Después de que el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, se hubiera empleado a fondo durante dos días con los gestos amables, el canciller cubano Felipe Pérez Roque no pudo resistirse a cosechar su minuto de gloria ante la televisión. Y su minuto, a todas luces, tenía que ser fuertemente propagandístico, demostrar poder y firmeza, marcar soberanía: «La cuestión de los presos -mercenarios y terroristas financiados por la potencia extranjera- no está incluida en la agenda».

Entonces, ¿qué es lo que contiene la agenda? Para Cuba está claro: la posibilidad de que España, bienintencionadamente, respalde su pretensión de rebajar la crítica que continuamente se lanza contra el régimen castrista en los foros y organismos internacionales. Pérez Roque lo expresó con claridad: «Hay que trabajar duro para sustituir el enfoque punitivo [de los organismos internacionales] por otro de cooperación y para despojarlos de politización».

Es precisamente por esto por lo que La Habana opta por firmar un acuerdo con España, pero en ningún caso quiere saber nada de la UE. Madrid se muestra generosa; la Unión, sin embargo, incluye un bloque de países que no parece dispuesto a pasar ni una.

Desde Exteriores se logró frenar, al menos en un primer momento, la respuesta airada de la UE. La reacción de Bruselas ha sido cautelosa, a la espera de que Moratinos explique con detalle los pormenores de su viaje. Se habla de «paso positivo» y se aguarda a la evolución de los acontecimientos.

Pese a ello, en los círculos diplomáticos europeos presentes en La Habana la actitud ha sido distinta. Varios embajadores de la Unión han expresado en privado su asombro, su decepción y sus reticencias ante los resultados del viaje español.

El segundo gran error de la visita ha sido con la disidencia. Olvidada por completo durante los dos días de estancia de la delegación oficial. Moratinos no les dedicó ni una mención, ni un segundo. Encargó a un director general experto en cuestiones cubanas que se entrevistara con ellos de tapadillo y sólo cuando él ya hubiera abandonado la isla. El plantón lógico de los disidentes fue de los que hacen historia.

Javier Sandomingo, el director general para Iberoamérica, cumplió el encargo y se tragó el sapo. Al final, consiguió hablar por teléfono con todos los representantes de la oposición. Oswaldo Payá, Marta Beatriz Roque, Vladimiro Roca, Elizardo Sánchez y Miriam Leyva.

Dentro del Ministerio, hay quienes opinan que, con un poco de presión, La Habana habría aceptado una reunión entre el ministro y los disidentes. Discreta, sin fanfarrias, pero encuentro al fin y al cabo. Hubo una época en que todos los altos cargos españoles que visitaban la isla lo lograban y Fidel Castro estaba allí. Como ahora.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad