Viernes, 6 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6319.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Con una mentira puede irse muy lejos, pero sin esperanza de volver (Proverbio judío)
Haz Click Aquí
 MUNDO
Vuelve el caos a Ucrania por la lucha de poder entre presidente y primer ministro
Los manifestantes acampan en las calles de Kiev
DANIEL UTRILLA. Enviado especial

Pétreo, firme e inamovible como las columnas corintias que flanqueaban su corpulenta figura en el edificio del Gobierno en Kiev. Así se mostró ayer el primer ministro de Ucrania y líder de la mayoría prorrusa del Parlamento, Viktor Yanukovich, que se negó a disolver la Rada y a convocar elecciones anticipadas como decretó el presidente Yushchenko.

Publicidad
«Sólo después del veredicto del Tribunal Constitucional contemplaremos la posibilidad de celebrar elecciones», repitió ayer el jefe del Gobierno. Mientras, Yushchenko apuntaló ayer su nula disposición a transigir y calificó de «delito» el desplante de sus rivales.

Unas horas antes, durante una sesión del Consejo de Seguridad en la que ambos rivales participaron, a Yanukovich le entró por un oído y le salió por otro la orden que el jefe de Estado formuló a escasos metros de su pabellón auditivo. «Reafirmo una vez más que el decreto del presidente de Ucrania es de obligado cumplimiento», dijo Yushchenko, que advirtió sobre los «procedimientos penales» que podrían afrontar los desafectos si no abandonan su actitud inconformista. «No daré un solo paso hacia la rescisión del decreto», se reafirmó el presidente, que al mismo tiempo se dice abierto a buscar una solución pactada. Mientras Yanukovich apela al carácter «ilegal» de la convocatoria de elecciones decretada por Yushchenko, éste acusa al primer ministro de violar su tan cacareada constitución con la compra soterrada de diputados que han desertado de las filas de la oposición.

El pulso entre el presidente y el Parlamento mantiene a este país de 47 millones de habitantes estancado en una crisis institucional sin precedentes desde la revolución naranja, la protesta pacífica que contestó en la calle el pucherazo que favoreció a Yanukovich en las presidenciales de noviembre de 2004.

«No existe un conflicto del presidente con la Rada, sino del presidente con la Constitución», dijo Yanukovich en un intento por evitar comparaciones odiosas entre la actual situación que vive Ucrania con la crisis rusa de 1993, cuando el presidente Boris Yeltsin ordenó cañonear el Soviet Supremo declarado en rebeldía. Yanukovich se refirió a una entrevista concedida la víspera por Yushchenko al diario británico The Guardian en la que el presidente evocaba este escenario.

En cuanto a la posibilidad de que se produzcan actos violentos, Yanukovich dijo que «no existen suficientes fundamentos» para esta posibilidad y recordó «el comportamiento pacífico de la gente en Maidán», el nombre de la céntrica plaza donde se concentran sus partidarios.

En medio de este diálogo de sordos, el centro de Kiev se carga cada día de forma intermitente con el estruendo de los afines a Yanukovich, que llegan en su mayoría procedentes de distintas regiones para apoyar a un político cuyo discurso populista y concreto -habla mucho más de pensiones y de pan que de democracia o libertad de expresión- contenta a la clase trabajadora. Provistos de banderas azules del Partido de las Regiones de Yanukovich o de estandartes colorados de socialistas y comunistas, los partidarios del primer ministro pueden llegar a sumar 20.000 cuando se concentran. Nada que ver con el más de medio millón que se aglomeró de forma permanente durante la revolución naranja de Yushchenko.

De momento, la radical Yulia Timoshenko, que durante aquella revuelta manejó a las masas con efectividad hipnótica para presionar al régimen moribundo de Leonid Kuchma, padrino político de Yanukovich, se abstiene de intervenir, supuestamente para evitar confrontaciones. «¿De dónde saca Timoshenko tanto dinero para viajar por Europa y lucir modelitos?», se quejaba ayer una diputada subida al escenario que se levanta en la plaza.

Yanukovich reconoció haber hablado por teléfono con el canciller de Austria, Alfred Gusenbauer, en un intento por involucrar a terceros países «neutros» en una solución negociada. Interpelado sobre si había consultado al presidente ruso, Vladimir Putin, el primer ministro dijo que no, aunque reconoció que Rusia, Polonia y otros vecinos se habían prestado para mediar en la crisis.

Durante la campaña electoral de 2004, el líder del Kremlin se dejó ver en más de una ocasión con Yanukovich, al que apoyó abiertamente, lo que contribuyó a cargar de rusofobia las soflamas de los naranjas durante la revuelta popular.

En un intento por reconducir el diálogo hacia una solución pactada, el representante de Política Exterior de la UE, Javier Solana, ha conversado por teléfono con Yushchenko, Yanukovich y también con Timoshenko, quien lidera el grupo mayoritario de la oposición en la Rada.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad