JAVIER MEMBA
Genuino representante de la pantalla estadounidense actual, Robert Clark fue un realizador comercial por encima de cualquier otra consideración. Fallecido el pasado miércoles cuando el coche en el que viajaba se estrelló contra una camioneta -cuyo conductor, según parece, estaba borracho-, también hubo en Clark un decidido interés por el cine de terror. Ambas facetas quedan patentes en sus dos cintas más celebradas: Historias de navidad (1983) y Black Christmas (1974), dos variaciones del mismo tema. Aquélla era la consabida historia de una familia americana media en torno a la Nochebuena; ésta, el inquietante retrato de los padecimientos de unas chicas que, también en Navidad, han de soportar las llamadas telefónicas de un psicópata asesino.
Pero las gracias del repelente niño de los Parker -protagonistas de Historias de navidad- y el sentimiento fácil que guardaban los regalos de aquel Papá Noel pesan mucho más en la filmografía de Clark que el desasosiego que crispaba los rostros de Olivia Hussey y Margot Kidder en Black Christmas. Director, asimismo, de la serie Porky's -auténtica degeneración de aquellas primeras películas que miraban con nostalgia los días gloriosos en que nació el rock & roll-, fue el prototipo del realizador al dictado del Hollywood actual.
Interesado por la escritura dramática, el joven Bob Clark -como habría de firmar la mayoría de sus películas- abandonó su Nueva Orleans natal para matricularse en la Universidad de Miami. Fue en esta ciudad donde dirigió sus primeros montajes teatrales. Una de aquellas piezas le ocupaba cuando se le brindó la oportunidad de realizar cine. Tras filmar algunas producciones independientes, entró en contacto con John Carradine -en aquellos días uno de los últimos mitos del cine del terror clásico-, a quien convenció para que protagonizara The Emperor's New Clothes (1966), una versión actualizada de un célebre cuento de Hans Christian Andersen. Tras una comedia dramática sobre un soldado que es obligado a travestirse por un chantajista, She-Man (1967), su filmografía se vio interrumpida hasta 1972, año en que rodó una nueva comedia, Children Shouldn't Play with Dead Things, ya con los zombis y varios resortes habituales al cine de terror como telón de fondo.
Mucho más interesante, Dead of Night (1972) fue una adaptación de La pata del mono, de William W. Jacobs, a todas luces uno de los mejores relatos de terror que la historia registra. La noticia de la muerte que anticipaba la reliquia del simio, que en original era consecuencia de un accidente laboral, en la adaptación de Clark se refería a la guerra de Vietnam. El cineasta sintonizaba así con una de las grandes inquietudes de la pantalla de aquellos días: la denuncia del conflicto asiático.
Tras el estreno de Black Christmas, considerada por la crítica su mejor realización, el cineasta volvió a sorprender al unir a dos grandes mitos de la Inglaterra victoriana -Sherlock Holmes y Jack el Destripador- en Asesinato por decreto (1979). Siendo el caso que el más famoso detective consultor nunca había ido tras el más célebre asesino de Whitechapel, Clark se apuntó otro acierto. El resto fueron títulos tan discutibles como Porky's (1982) y sus secuelas.
Robert Clark, director de cine estadounidense, nació en Nueva Orleans y murió en California el 4 de abril de 2007, a los 67 años de edad.
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