Domingo, 8 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6321.
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 COMUNICACION
EL OYENTE
El sordo Limbaugh
LUIS OZ

A sus 57 años, Rush Limbaugh es el profesional de más éxito en la historia de la radio estadounidense. Su programa diario lo emiten más de 600 emisoras y tiene más de 20 millones de oyentes. Lo que algunos no saben es que en 2001 se quedó completamente sordo.

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Un día, en agosto de ese año, dejó de oir el ventilador de su biblioteca. Llamó al técnico para que lo reparara y le dijo que estaba en perfecto estado. Acudió a una clínica especializada de Los Angeles y, tras varias pruebas fallidas, vieron que su sistema inmunológico estaba inundando de glóbulos blancos las células de sus oídos porque, equivocadamente, los consideraba infectados. En seis meses no oía ya nada por ningún oído.

A pesar de los problemas, nunca dejó de hacer su programa, el más escuchado de EEUU. «Empecé a darme cuenta de que no entendía algunas palabras de los oyentes, se lo dije a mi ingeniero de sonido y, durante un mes, hasta que me hicieron un implante coclear, que, a diferencia de los audífonos tradicionales [amplificadores del sonido], estimula los nervios auditivos, hice el programa totalmente sordo», explicaba el 27 de febrero en el programa No triumph, no tragedy, de la BBC.

Al principio creyó que no funcionaba el implante porque todos los sonidos le parecían el ruido de «uñas raspando un encerado», pero en cuatro horas le ajustaron los tonos y el mismo día del implante ya pudo mantener una conversación por el móvil. «El cirujano me había dicho que pocos lo consiguen antes de dos meses», explica Limbaugh.

Redujo drásticamente las llamadas de los oyentes y el número de invitados en el estudio, y una reportera del programa empezó a transcribir las llamadas en una pantalla grande que él leía. Durante semanas los oyentes se daban cuenta de que había un cierto desfase temporal en las respuestas, así que les contó lo que ocurría.

«Los oyentes y los compañeros me apoyaron tanto que me sentía abrumado y jamás, sabiendo que existía ya el implante coclear [unas 100.000 personas se han sometido a él en todo el mundo], admitieron que pudiera ser el fin de mi carrera», añade el látigo de liberales y de los Clinton con la lengua más afilada de los medios estadounidenses. «Hace 20 años me habrían jubilado de inmediato».

«Soy un empresario y estoy en esto para conseguir el mayor número de oyentes, la única manera de sacar el máximo dinero en publicidad», reconoce sin tapujos. «Me acusan de ser un showman y yo digo que toda la radio en EEUU es un espectáculo. Soy un afortunado por haber logrado el éxito que he logrado».

Por ese éxito ya ha recibido tres veces (1992, 1995 y 2000) el principal premio de la radio estadounidenses (Marconi Award) antes de quedarse sordo y una vez (2005) cuatro años y 1.000 programas después de someterse al implante.

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