Domingo, 8 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6321.
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 CRONICA
DENUNCIA / SOLO QUERIA VER BIEN
¿SE PASARON DE CAMBIO RADICAL?
DICE que entró en el «reality» para que le quitaran la miopía. En cambio, la operaron de nariz, pechos y celulitis. En A3 afirman que ella aceptó todo. Primera denuncia por un exceso de cambio radical
PACO REGO

Ana Belén salió del quirófano con los pechos más grandes, la nariz y el mentón nuevos y sin pizca de celulitis en las caderas. El sueño imposible de muchas mujeres. Pese a todo, ella no se siente orgullosa. Al contrario. «Nada de lo que me hicieron en aquella clínica de estética, me hacía falta». Sólo pretendía -dice «decepcionada» esta andaluza de Algeciras- salir de allí con unos ojos nuevos. Que le quitaran las 14 dioptrías que desde niña le han impedido ver con claridad sin gafas. La miopía. Su cruz y su complejo.

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Hasta que una noche, haciendo zapping mientras servía la cena en su humilde casa del barrio algecireño del Cobre, vio un anuncio en Antena 3. «Mi pareja no me dejará», afirmaba una voz femenina (el 80% de las 45.000 aspirantes que se presentaron al programa eran, de hecho, mujeres). El polémico spot -duramente criticado por algunas asociaciones de consumidores que lo consideran «un atentado contra la dignidad»- prometía belleza de la cabeza a los pies. El nombre del reality vendía, sin tapujos, la intención del reciente invento televisivo: Cambio radical. Sin gastos de bisturí. Todo gratis. En ropa interior color carne -de corte antiguo, lo que realza aún más los defectos físicos-, las elegidas desnudan sus frustraciones delante de las cámaras antes de pasar por las manos del cirujano, del dentista o del oftalmólogo.

Ana Belén Cote vio la luz. Por fin -pensó- iba a poder librarse de aquellos antiestéticos cristales de culo de botella que tanto afeaban su joven rostro de 30 años. Del resto de su cuerpo no tenía queja. Se equivocaba. Olvidaba la esteticista en ciernes que la tele no regala caridad. Hay que dar espectáculo. Y la miopía, por más que la ciegue, no es, por exigencias del guión, pasaporte suficiente para entrar en Cambio radical. Es necesario, además, someterse a reparaciones quirúrgicas más visibles. «Tengo a cientos de personas quieren arreglarse hasta el ombligo. ¿Porqué nos íbamos a complicar la vida sólo por unas dioptrias?», se defiende Pedro Ricote, director gerente de Boomerang TV, la productora del controvertido reality de reconstrucción estética.

Persuadida, según ella, «por la gente del programa» -extremo que niega Ricote, quien además asegura a Crónica que la concursante «no sólo autorizó por escrito cada una de las intervenciones médicas que le realizaron, sino que previamente a su entrada en el reality nos mandó, como hacen todos los candidatos, un vídeo casero donde decía que quería también arreglarse las mamas-, la algecireña salió del quirófano con otros pechos y la nariz y el mentón retocados. Eso sí, con la misma dificultad para distinguir un vaso de una botella. Explicación: «Porque abandonó el programa antes de tiempo», dice Ricote.

Ahora Ana Belén responsabiliza a la productora de haber «ocultado» a su marido los tres días que estuvo ingresada en la UVI -situación que la productora reconoce- por una hipersensibilidad a un componente de la anestesia (atropina), intolerancia que ella también desconocía.

«Nadie en la clínica [no lo dice pero se refiere a la Teknon de Barcelona] me dio explicaciones. Me han negado incluso el acceso a mi historial médico», cuenta preocupada Ana Belén. «Sólo me daban calmantes. Me tenían atontada. No era yo». Día y noche estuvo «vigilada» por dos mujeres que se turnaban para asistirla, contratadas expresamente por la productora.

En un burofax enviado a Ana Belén, con fecha 3 de abril, al que ha tenido acceso este suplemento, Boomerang TV le recuerda que ha de acudir «a todas las revisiones y exámenes médicos que le hubieran sido prescritos» durante un año, a la vez que se compromete a «proporcionarle los medios de desplazamiento o estancia que en función del tratamiento sean precisos». En cuanto a los 120.000 euros que la concursante deberá pagar, por contrato, a la productora tras haber abandonado el programa, Ricote asegura que «no haremos efectiva esa penalización».

PROHIBIDO IR A LA COCINA

Fueron esas operaciones no demandadas -pero al parecer convenidas- y la supuesta ocultación a la familia de su prolongada estancia en cuidados intensivos, los motivos que propiciaron la huida de Ana Belén de la casa donde Cambio radical mantiene encerradas durante dos meses a las seleccionadas. Se trata de una vivienda de estilo rústico, situada a las afueras de Madrid, compuesta de ocho habitaciones, baños, una salón comedor y una cocina. De servir las comidas y arreglar el jardín se encarga un matrimonio. Ninguna de las aspirantes a bellas tiene acceso a la cocina, pues es norma del programa que sigan unos horarios y una dieta baja en grasas y calorías. Todo ello, a mayor gloria del show catódico. Y del negocio.

Desde que Cambio radical salió en antena, hace hoy 15 días, no sólo ha logrado remover pasiones (por comunidades autónomas, el programa fue líder en Andalucía, Cataluña, País Vasco, Galicia, Madrid, Asturias y Murcia). Las consultas de multicirugía estética se han disparado, en palabras del presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, Antonio Porcuna. El subidón se ha dejado sentir incluso en la Bolsa, donde esta semana la acciones de la clínica Baviera, una de las clásicas en este tipo de operaciones, se dispararon hasta alcanzar el 27,7% de su valor normal. Cara y cruz de un mercado, el de la belleza artificial, en el que España ocupa hoy uno de los primeros puestos en el mundo.

Del particular cambio radical de Cote, nunca se supo. Ana Belén, madre de dos niñas y en paro como su marido, el albañil Francisco, no llegó jamás a pisar la pasarela donde las «nuevas mujeres» que Antena 3 fabrica y exhibe a cuerpo descubierto (4.054.000 espectadores de promedio vieron el estreno) lucen palmito desde el pasado 25 de marzo.

No todos, sin embargo, ven esta exhibición de cuerpos y batas blancas con buenos ojos. La Organización Médica Colegial ha cuestionado el programa por frivolizar la cirugía estética. Y la Asociación El Defensor del Paciente ha pedido la retirada del programa y solicitado a la Fiscalía General del Estado que estudie el contrato que Boomerang TV ofrece a los concursantes.

Según el abogado de esta asociación, José Luis Ortiz, que representa a Ana Belén Cote en su lucha legal contra el programa, dicho contrato «es nulo de pleno derecho, pues comercia con la salud humana». Y añade: «Además, conculca la ley de los derechos del paciente, que establece que toda persona tiene derecho a acceder a su historia clínica completa y a que se le informe del diagnóstico, pronóstico y posibles complicaciones de la operación de estética a la que se va someter».

La vida para Francisco sí ha dado un cambio radical. Deprimido y sin trabajo, el albañil se apena de su mujer: «Yo la quería tal cual era, no le veía tantos defectos como le dijeron». La fama tiene su precio.


LAS CIFRAS

Tras la emisión de «Cambio radical», las peticiones de multicirugía estética se han disparado. l Los retoques más demandados son los de nariz, párpados, pechos y la liposucción. l El año pasado se vendieron en España unas 36.000 prótesis mamarias. l Con más de 300.000 operaciones al año, España es el primer país de Europa y el cuarto del mundo en número de intervenciones de estética. l Sólo EEUU, México y Argentina nos superan. l Cada día, 882 personas se someten a alguna intervención en nuestro país. l Cada vez son más las mujeres y los hombres que solicitan arreglos en el pubis.

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