Ya están reservadas las tres suites que la Princesa ocupará llegado el momento -en el alumbramiento de la Infanta Leonor se alojó en la numero 10-, y habida cuenta de que casi la mitad de la planta de maternidad será liberada para la ocasión, incluida la sala de juntas para recibir visitantes ilustres, en el centro han empezado a hacer gestiones para derivar pacientes de ginecología a otras plantas. Próximamente también se instalará en el jardín la carpa donde el Príncipe Felipe comparecerá ante los periodistas tras el alumbramiento

La razón estriba en que, según se ha dado a conocer, en Zarzuela se baraja en torno al último fin de semana de abril o principios de mayo como fecha posible para que se produzca el parto. Según fuentes médicas cercanas a la familia real «Con bastante probabilidad, se le va a practicar también la cesárea, incluso puede que haya fecha programada. Un útero como el de Doña Letizia, que tiene ya una cicatriz anterior por la misma intervención, es más frágil y corre mayor peligro de romperse. Es un riesgo que no suele asumir ningún ginecólogo, y menos un profesional del prestigio de Recasens tratándose de la paciente que es». Sin embargo, aventurar una fecha, especialmente en el caso de la princesa es arriesgado. La Infanta Leonor se adelantó casi tres semanas a la fecha prevista.

Por esta razón, los príncipes no se han desplazado a Mallorca con el resto de la familia real estas vacaciones de Semana Santa. Pero también porque en la recta final del embarazo, no era aconsejable que la Princesa viajara en avión. Además, este segundo embarazo ha sido aún mas dificultoso que el primero. «Me está tocando sufrir, me encuentro peor que en el anterior embarazo, como tenga que estar así los nueve meses, me muero», reconocía la propia Princesa. Nuevamente, los continuos vómitos le desencadenaron una gastritis irritativa, que le provocaba un permanente malestar, a lo que se unió el golpe emocional del trágico fallecimiento de su hermana Erika en el mes de febrero, que la abatió profundamente. Como consecuencia, no se le han programado apenas actividades oficiales en este embarazo, dejándole libertad para que acompañara al Príncipe cuando se encontrara bien.

La eventualidad de un adelanto del parto ha motivado que todo el dispositivo médico y hospitalario del Ruber Internacional esté ya preparado en previsión de que el alumbramiento se produzca en cualquier momento. Especialmente, los especialistas que atienden a la Princesa, que han tenido que pasar sus vacaciones de Pascua si no «de guardia», al menos si «en guardia».

Este cuadro médico está compuesto por su ginecólogo Luis Ignacio Recasens; el jefe del servicio de neonatología del Rúber, Fernando Mar, que es también pediatra de la Infanta Leonor, al que asisten las doctoras Noemí Arribas y Sira Fernandez; el jefe del equipo de anestesistas, Marcos Taboada; y, por supuesto, el doctor Fernandez Tapia, médico militar miembro del equipo médico de Zarzuela, que ejerce de médico de cabecera de la Reina y Doña Letizia.

El servicio de maternidad de este hospital, donde dará a luz la princesa, ocupa toda la planta baja del centro, que ha ce forma de L. Allí se ubican no sólo las habitaciones, sino tambien, en el pasillo contiguo, los 8 quirófanos y 3 paritorios, así como los nidos y la unidad de neonatos, con sus incubadoras. Antes del nacimiento de la Infanta Leonor, se hicieron obras en la planta, pintando las habitaciones y dotándola de un quirófano y un paritorio más. Los paritorios están equipados con las más modernas técnicas, incluso el sillón de partos es anatómico: si hay que practicar una cesárea, se trasforma en mesa de operaciones. Junto a los quirófanos, está la unidad de neonatos, por si hay que trasladar al recién nacido a la incubadora, dotada de equipamiento completo de reanimación fetal y donde siempre hay dos enfermeras de guardia.

De las 150 habitaciones que tiene el centro, 21 son suites, como las que ocupará Doña Letizia, de tamaño mas amplio. Pintadas en color crema, la cama está dotada de un motor que permite adoptar a la paciente la postura que desee. El mobiliario es funcional, hay una mesilla y una mesa-libro para comer, que se pliega sobre la pared. También hay un sillón de cuero marrón, y separado por una mampara, otro sillón que se transforma en cama para el acompañante, con una mesita y una lámpara. Dicha suite, que da a un jardín privado, está dotada asimismo de climatizador para regular la temperatura, televisión, número de teléfono personalizado, y cuarto de baño completo. También, por supuesto, una cuna con ruedas, tomas de aspiración de oxígeno e instrumental completo. El precio de la habitación es de 300 euros por noche, a lo que se suma gastos de paritorio y otros extras, que doblan la cifra a mas de 600 euros, sin contar los honorarios médicos.

Respecto a las comidas, la Princesa sigue la dieta prescrita para las recién dadas a luz: a las cuatro o cinco horas del parto, ingieren sus primeros líquidos, y posteriormente, su primer menú consiste en un caldo y un par de lonchas de jamón de York o una tortilla francesa. Zarzuela no desplaza ningún cocinero, aunque en la cocina del hospital un miembro de la Casa Real vigila por cuestión de seguridad la elaboración del menú de la Princesa.