EL AFICIONADO a la Fiesta Nacional sabe que existe una obra que condensa todos los aspectos del toreo, desde los orígenes de las corridas a los diferentes encastes del morlaco, pasando por las plazas míticas y los toreros que han marcado o marcan Historia. Y esa obra es el clásico tratado Los Toros, más conocido como El Cossío.

'EL MUNDO' ofrece ahora a sus lectores la posibilidad de conseguir esta obra única dentro de la tauromaquia. Y lo hace con la versión más completa de todos los tiempos, actualizada a abril de 2007, con análisis de las últimas temporadas y los nuevos genios del toreo, como El Juli, Sebastián Castella y El Cid.

20 VOLUMENES cuya gestación comenzó entre 1943 y 1961, y que se han ido completando hasta formar la obra actual.

15.000 PAGINAS que descubren las maravillas del toreo a todos los que aún no las conocen, y que sirven de apoyo a los que ya disfrutan de las tardes de gloria en los cosos.

UNA PROMOCION inédita en la prensa española que ha sido posible gracias a la colaboración de Espasa y de EL MUNDO. Un recorrido inolvidable que marcará un antes y un después y que desterrará muchos prejuicios establecidos en torno a la lidia.

MADRID.- Mencionar El Cossío supone hablar de algo más que una simple enciclopedia monográfica. Es hablar de siglos y siglos de tradición taurina, analizada al detalle y presentada en una obra amena y exhaustiva. Para los aficionados a la Fiesta Nacional, se trata de una obra de referencia, de la obra de referencia a la que acuden los estudiosos y todos aquellos que deseen satisfacer una duda sobre el encuentro entre el hombre y el toro.

Ahora, los lectores de EL MUNDO tienen la posibilidad de disfrutar en exclusiva de esta obra única. A partir del próximo domingo, el periódico ofrecerá los 20 tomos de este magno tratado. Una obra clásica que arranca con un primer tomo que se podrá conseguir de forma totalmente gratuita. En él se desvelan ya las características de toda la colección: una maquetación cuidada, la más completa información actualizada a abril de 2007, unas impresionantes fotos que siguen todos los estadios del toreo, desde el nacimiento de los becerros hasta su enfrentamiento con el torero en la plaza, un análisis histórico que se detiene en suertes ya olvidadas, y una lista de autores de primer nivel, que analizan los distintos aspectos de la lidia.

A partir del día 22, todos los domingos llegará hasta los quioscos una nueva entrega, que los lectores de EL MUNDO podrán conseguir a un precio especial, presentando el cupón de descuento que se publicará en el periódico.

Cada tomo cuenta con más de 700 páginas, dentro de un formato manejable de 14 por 21 centímetros, lujosamente encuadernadas en geltex e impresas en papel estucado semimate de 90 gramos. En conjunto, la obra reúne con 12.500 ilustraciones, más de 1.000 dibujos con la totalidad de las divisas existentes, 8.700 fotografías, así como 3.800 grabados, litografías y caricaturas.

Para completar los contenidos de la obra original creada por José María de Cossío, se ha contado con la colaboración de escritores y expertos de reputada trayectoria, como Albert Boadella, Javier Villán, Andrés Amorós, Máximo García Padrós, Miguel Angel Moncholi, Marc Lavie, Juan Antonio de Labra, José Luis Ramón Carrión y Muriel Feiner, por citar sólo algunos.

Ellos son los últimos eslabones de una cadena que se inició a mediados de los años 30 del siglo XX José María de Cossío (1892-1977). Escritor, periodista y dinamizador de tertulias literarias, Cossío destacó tanto en el campo de las letras como en el de la divulgación. Además de estudiar la obra de los autores del Siglo de Oro, prestó atención a sus contemporáneos, como José Bergamín y Miguel Hernández, de quien fue gran amigo.

Sin embargo, el peldaño que lo llevó definitivamente a la inmortalidad fue Los Toros, enciclopedia publicada en cuatro tomos entre 1943 y 1961. El esfuerzo volcado en la elaboración y redacción de la obra fue tal que, al poco tiempo, los aficionados empezaron a denominarla, sencillamente, El Cossío. Por este motivo, uno de los tomos dedica un recuerdo y un perfil humano al autor. De igual forma, se recogen algunas de las anécdotas taurinas que solía relatar Cossío.

Asimismo, la colección incluye un apartado con un vocabulario taurino autorizado. A partir de este punto de partida, el lector podrá avanzar por una intrincada red de caminos, debidamente señalizados, que abarcan la totalidad de la geografía taurina.

Por ejemplo, el tomo 2 analiza el lugar que ocupa el toro dentro de la zoología. Como bien saben los matadores, el carácter del toreo queda marcado por el origen genético de las reses. La variedad utilizada en la lidia es única y, como anuncian los expertos, la eliminación de las corridas de toros supondría la extinción de estos animales.

Por otra parte, el toro conoce una variedad amplísima de encastes a partir de elementos como el color, el cuerpo, la disposición de los cuernos y el peso. Igual de importante resulta la cría. La dehesa, ese espacio único de la Naturaleza mediterránea, debe mucho al toro. Prácticamente aislados desde su nacimiento, los morlacos se relacionan casi exclusivamente con los mayorales hasta el momento de la corrida. En el proceso de selección de los mejores ejemplares influyen de forma notable los orígenes de la res, si procede de un bravo semental indultado o si la madre demuestra buenas maneras en la tienta cuando es una vaquilla.

Es por esto que, en la actualidad, tienen tanta importancia los ganaderos y sus ganaderías. Nombres como Miura o Victorino han pasado a formar parte del vocabulario popular como sinónimos de fiereza y bravura.

Un tomo entero está dedicado a las ganaderías, no sólo de España, sino también de países como Portugal, Francia, Colombia o México, donde la afición taurina ha propiciado la formación de cabañas ganaderas de nivel. El homenaje al toro se completa con un compendio de toros célebres, aquéllos que por el drama (Islero) o por la gloria (Velador) han pasado a ocupar la galería de los inmortales.

Especialmente interesante resulta el dossier sobre el torero (y la torera, pues también se habla de las féminas que empuñaron el estoque) y la lidia. El análisis histórico de las suertes sigue la línea que marcan las celebraciones de la isla de Creta, la devoción por el toro de los pueblos prerromanos y la progresiva transformación en fiesta popular. Ni las prohibiciones (en forma de bulas papales o disposiciones legales), ni las protestas de los ilustrados consiguieron erradicar la celebración de corridas en las plazas mayores de los pueblos (primero) y en los cosos taurinos (después).

Lo que sí se consiguió fue erradicar suertes consideradas crueles, como aquélla en la que se enfrentaban osos o perros contra los astados. De igual forma, aunque por otros mecanismos, se fueron perdiendo modalidades como el salto con garrocha, las suertes sentadas u otras variedades espectaculares, muchas de las cuales quedaron retratadas por Goya en su serie de grabados la Tauromaquia.

Es precisamente el mundo de la cultura el que más ha contribuido a dignificar y resaltar como algo valioso la fiesta de la lidia. Además del citado Goya, otros artistas como Picasso -no hay que olvidar que el toro es una de las imágenes más potentes de su Guernica-, Gutiérrez Solana y Manet reflejaron la magia de este universo. En el mundo de las letras destacan las aportaciones de García Lorca, Miguel Hernández, José Bergamín o Hemingway, tal vez el máximo divulgador de la Fiesta en el extranjero. Y en el cine, Orson Welles y Ava Gardner quedaron seducidos por el arte de Luis Miguel Dominguín e inmortalizados en la barrera de Las Ventas.

Quien quiera seguir recorriendo este universo fascinante tiene una cita el próximo domingo: El Cossío salta a la arena.

Para conocer El Cossío hay que conocer también a Cossío, valga la redundancia. Desde su privilegiada posición, este erudito consiguió cristalizar todas las historias que surgen del toreo y plasmarlas en una obra amena, completa y carente de elitismo. Su capacidad para acumular datos y anécdotas resulta sencillamente prodigiosa, como queda patente en la colección. Los cuatro tomos que publicó entre 1943 y 1961 fueron el germen de todo lo que vino después: reediciones, revisiones, ampliaciones y actualizaciones, hasta llegar a los 20 tomos que ha elaborado Espasa y que ahora presenta EL MUNDO.

La mitología del toreo cuenta con sus dioses, figuras legendarias rodeadas de un vaho de leyenda que acumulan tardes memorables o muertes gloriosas. Es el caso de El Gallo, Manolete, Antonio Bienvenida, Belmonte o José Tomás. Hablar de la lidia es hablar también de la vida de estos hombres, nómadas que se criaron en plazas de pueblo y que consiguieron codearse con artistas y reyes. De su estilo, innovaciones y carácter se ocupa detenidamente la colección. Los tomos dedicados a las biografías descubren al ser humano y, también, al mito cuyo recuerdo es añorado por los aficionados del tendido.

Toda obra enciclopédica se caracteriza porque recorre todos los campos del saber de una o varias materias. Si la enciclopedia es del toreo, como en este caso, el número de elementos resulta abrumador. Pero no por ello se descuida ninguno de estos aspectos. Así, el lector verá pasar ante sus ojos todas las variedades del toro, así como todos los trajes que han lucido los toreros, desde los tiempos de la jineta, hasta los actuales vestidos de luces, pasando por la indumentaria que se luce en las corridas goyescas, los de las tardes de rejones o los trajes de las corridas portuguesas.

El aficionado a los toros sabe que una corrida portuguesa no es lo mismo que una española o una de rejones, del mismo modo que no es lo mismo un natural que una chicuelina. La evolución de la lidia ha provocado el nacimiento (y la desaparición) de suertes. En uno de sus volúmenes más interesantes, Cossío y sus continuadores trazan la línea que delimita las suertes hasta su estado actual. Así, se puede descubrir por qué en Portugal no se mata al toro y por qué la modalidad del rejoneo goza de gran popularidad, o ver cómo se llegó al tremendismo en la segunda mitad del siglo XX.