Domingo, 8 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6321.
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 CULTURA
DEFINICIONES, JACULATORIAS, ARRABALESCOS
Invitado en Irán por los poetas, ajedrecistas y dramaturgos de la resistencia
FERNANDO ARRABAL

DEFINICIONES

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Queridos amigos rebeldes, insumisos y resistentes de Irán: Me siento muy honrado por vuestra invitación tan bravía, tan sediciosa y tan subversiva.

Podría volar (s. P. q.) de París a Teherán y vuestro Festival de Teatro el viernes 27 por la mañana. (Desgraciadamente antes tengo compromisos ineludibles).

Siempre he luchado (y continúo haciéndolo) contra las dictaduras. Lo cual me impulsó a escribir mi Carta a Franco y mi Carta a Fidel Castro (en vida de ambos dirigentes). Por ello he conocido la censura, la persecución, el ostracismo y la cárcel.

Me siento solidario con vosotros, amados insumisos, poetas, ajedrecistas, actores y dramaturgos de Irán, que participáis, en vuestro país, en este combate esencial para el hombre libre. Hombre libre con el que ya soñaron dos cordobeses (como mi padre): Averroes y Maimónides.

Mi viaje a Irán debe ser considerado, única y exclusivamente, como el fruto de mi deseo de sentirme en comunión con vosotros, insumisos y rebeldes: los verdaderos poetas, ajedrecistas, actores y dramaturgos de Irán. Y de mi esperanza de estrechar los lazos cervantinos que me unen a vuestra causa, que es la mía.

Me encantaría que en vuestro Festival de Teatro se representara mi monólogo Carta de amor. Para que la actriz iraní que la interprete pudiese escribir como Dobrila Stojnic (genial intérprete de mis obras en serbio): «No hallo palabras para describirle las emociones que he vivido con su obra en el Festival. Gané el premio a la mejor actriz. Me invitan en Bosnia, Croacia, Eslovenia, Montenegro. En los mejores teatros de la antigua Yugoeslavia quieren ver su pieza. La prensa ha dicho de este monólogo: 'prueba que el teatro puede cambiar al mundo'. A todos les conmovió. Las largas ovaciones resuenan aún en mis oídos. Sentí cómo el amor puede salvarnos».

Mil gracias, queridos e incorregibles resistentes. Soy únicamente vuestro invitado, queridos indómitos. Muy cordial y sinceramente, velando estrellas, os abrazo en clave de fa: arrabal de París y junto al cielo.

Genocidio camboyano: El partido Jemer[0.infty.] que gobernó la Kampuchea democrática[¿] durante 1.355 días (del 17 de abril de 1975 al 7 de enero de 1979), asesinó al ritmo de 55 crímenes por hora. Millones de camboyanos (la tercera parte del país) pereció en los campos de la muerte. Los verdugos eliminaron a las víctimas sirviéndose, a menudo, de «métodos manuales» y de anzuelos para retinas.

Con un grupo de amigos (y nuestros propios medios) creamos la Marcha por Camboya para intentar llevar víveres, medicinas y sobre todo solidaridad a los mártires que aún quedaban en vida. Entre otros, estuvieron conmigo la viuda del pastor Luther King, Liv Ulmann, Elie Wiesel y Joan Baez. Fuimos difamados e insultados por los consabidos tontos útiles de la servidumbre voluntaria. ¡Qué honor!

Aquel telón de acero era una muralla de bambú que separaba Tailandia de Camboya. Al llegar a ella tomé la iniciativa de dirigirme solo a aquella pared de varios metros de altura. A mis espaldas, en la vasta explanada, los cuatro camiones de la marcha parecían de juguete. Junto a ellos, mis amigos contemplaban impotentes y a distancia aquel impenetrable cortinón de bambú. Por mi parte, a dedo y uña, conseguí abrir una pequeña grieta entre las cañas. Con ello pude ver que los jovencísimos soldados jemeres nos vigilaban desternillándose de risa. Por cierto, el uniforme de estos reclutas no era rojo como pretende la leyenda, sino negro como el luto.

Nuestra marcha fue ocultada por los negacionistas de aquel genocidio. A mi propia vuelta me tomó declaración un agente disfrazado de periodista. Sentenció: «Esa patraña suya camboyana es tan fascista que ni el director de mi periódico, que es un facha redomado, aceptaría publicarlo». Y en efecto nada escribieron ni el uno ni el otro sobre la matanza. En lo más bajo ambos estuvieron (¡y están!) siempre a la altura. Las palabras se escriben en la arena pero las hemerotecas aúllan en el silencio de sus mármoles.

Las calumnias (chorreando falacias y mentecateces) con que personalmente me adornan los ninguneadores ¿qué me importan? ¿!Leoncitos a mí?! A mí... que sólo aspiro a ser un aprendiz de santo pagano como lo fue mi padre el 17 de julio de 1936.

'Totalmente incontrolable': Mientras me maquillan oigo y sorprendo, gracias a un monitor, al presentador [es, según me dicen, «un conocido pilar de la televisión francesa»]. Advierte a sus colaboradores: «Tengan cuidado con Arrabal; es totalmente incontrolable». ¿No se dio cuenta de que la frase encierra una contradicción? Aunque yo mismo sea incapaz de cuidar lo que hago o digo, en función de la conveniencia, sus harapos y su hollín.

Jaculatorias (eyaculaciones, del latín 'jaculari')

Estadísticamente se ha probado que el líder político [0²] con los admiradores más dogmáticos y el líder político [0²] con los detractores más escépticos disponen de los mismos electores.

Otro arrabalesco: El partido ha decidido que desde hoy sus militantes (sin ser tachados de fascistas) ya pueden echar mano de un catecismo cuando jueguen al mus.

www.arrabal.org

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