Domingo, 8 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6321.
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 DEPORTES
TENIS / Copa Davis
Inútil resistencia
FERNANDO VERDASCO Y FELICIANO LOPEZ PLANTAN CARA A LOS HERMANOS BRYAN, PERO NO EVITAN LA ELIMINACION DE ESPAÑA, QUE TAMBIÉN CAYO EN EL PARTIDO DE DOBLES FRENTE A ESTADOS UNIDOS
JAVIER MARTINEZ

«¡U-S-A!, U-S-A»! La resistencia de la pareja española acabó por encender el ánimo de la hinchada que copó las 14.500 butacas del Memorial Coliseum de Winston Salem, en Carolina del Norte. Los hermanos Bryan habían chocado pecho contra pecho por primera vez después de salvar una pelota de break y tomar ventaja de 5-4 en el cuarto set, un gesto con el que reclamaban la complicidad de su público. Llegaron a mandar por dos sets a cero y seguramente no esperaban que la pugna llegaría tan lejos. España se despidió de la presente edición de la Copa Davis después de que Fernando Verdasco y Feliciano López cayesen por 7-5, 6-3, 3-6 y 7-6 (5) ante la mejor pareja del mundo.

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Fue un adiós digno en una eliminatoria que ya venía casi imposible tras las contundentes derrotas en los individuales del viernes. Sin Nadal, que se autoexcluyó del equipo debido a los problemas físicos en su pie izquierdo, el grupo de Emilio Sánchez Vicario tenía escasísimas opciones ante un poderosísimo rival y en una superficie, lógicamente, hostil.

Si alguna conclusión positiva se puede extraer de este enfrentamiento de vertiginoso desenlace contrario para el equipo español, es el atisbo de un doble de cierta confianza. Después de la corajuda victoria en Ginebra, los dos zurdos demostraron ayer que pueden convertirse en una formación fiable. Son jóvenes, competitivos y tienen ganas de sumar voluntades. No sería pequeño el hallazgo dentro de la titubeante búsqueda emprendida desde hace ya tanto.

Mike y Bob Bryan son dos gemelos californianos que han hecho fortuna en la marginal suerte del doble. Juntos se acercan a los seis millones de euros en premios a lo largo de su trayectoria. Los Bryan Bros. son casi una marca registrada: cinco títulos del Grand Slam, dos Copas Masters, un total de 36 títulos como aliados.

Ganadores este año del Abierto de Australia, del Masters Series de Cayo Vizcaíno y del torneo de Las Vegas, honran la vieja tradición de doblistas de Estados Unidos, desde Stan Smith y Bob Lutz a Ken Flach y Robert Seguso, pasando por John McEnroe y Peter Fleming, cuyo récord de 14 triunfos y una sola derrota empiezan a hacer peligrar. Por separado apenas existen profesionalmente; son auténticos especialistas, un valor seguro en la Copa Davis. Han jugado en 12 ocasiones y sólo el talento y el coraje de Ljubicic y Ancic quebró la sintonía en el primer cruce de 2005, el inicio del camino triunfal de Croacia hacia la Ensaladera.

Fernando Verdasco y Feliciano López son dos tenistas con clase que buscan en el doble un complemento a sus condiciones individuales. Hacen sus pinitos en el circuito y forman pareja de manera coyuntural. Juntos ganaron, eso sí, el título en Estocolmo, en 2004. Juntos también, sacaron adelante el punto en la eliminatoria precedente, ante Suiza, en Ginebra, con 12-10 en el quinto seta a Allegro y Chiudinelli. Son la alternativa actual en la irregular sucesión de experimentos de España desde que feneciera el venturoso dúo formado por Sergio Casal y Emilio Sánchez, hoy al frente del equipo español. Dos tenistas con buenas aptitudes en superficie rápida: sacan bien, pegan bastante liso a la pelota y no le hacen ascos a la red, particularmente Feliciano López. El toledano empujó lo suyo por dilatar una eliminatoria casi definida y logró arrastrar a un Verdasco errático en el inicio. Sirvió con tino y se movió con determinación arriba. No encontró auxilio de primeras en su compañero, que perdió su servicio en dos ocasiones en el primer parcial, demasiadas, a pesar de que el dúo español fue capaz de recuperar una de ellas y llegar al 5-5. Luego, cuando sacaba para ir al tie-break del primer set, erró dos voleas y cometió una doble falta.

Los Bryan juegan de memoria, con un punto mecánico y la sutileza presta en el momento oportuno. Vivos, dinámicos, apenas necesitan de la conversación, se desenvuelven por sobreentendidos, con la solvencia ganada por una exitosa carrera de la mano. Bob, el zurdo, se distingue también por la generosidad de sus mofletes y algún agujero de menos en la correa del cinturón. Cuestión baladí a la vista de sus exquisitas maneras, de los ángulos imposibles que logra con el servicio, de la inmediatez de sus restos.

España vio pronto agravada la ya dramática situación con la que encaraba el encuentro. Robredo y Verdasco habían salido del viernes sin ganar un solo set. Pronto, los hermanos Bryan estaban dos parciales arriba, sin motivo alguno para la inquietud. Nunca había remontado un 2-0 abajo, nunca había vencido a domicilio a Estados Unidos, nunca había superado dos eliminatorias consecutivas fuera de casa.

La autocomplacencia del dúo local y el progresivo crecimiento de los nuestros acabó por llevar el partido a un territorio incierto. López y Verdasco creían en sí. Se escaparon pronto en el tercer parcial y lograron paliar algún déficit de concentración, que pagaron muy caro en el primer set. Llevaron el combate al escenario de las emociones, el único donde podían hacerlo suyo, por mucho que les tocase jugar en cancha ajena. Al final, dos detalles cruciales terminaron por definir el tie-break y, consiguientemente, el partido y la eliminatoria. Un resto de revés de Bob Bryan magnificado por un cruce inconcluso de Verdasco y otro error de coordinación con el castigo añadido de que la pelota prosperase tras golpear en la cinta. España moría al tercer punto de partido. Nacía, tal vez, y paradójicamente, una pareja con visos de futuro.

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