Domingo, 8 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6321.
ESPAÑA
 
SONDEO EL MUNDO-SIGMA DOS (I) / El presidente del Gobierno mejora su imagen y aumenta su distancia sobre Rajoy / El líder de la oposición sufre un importante descenso en la valoración de los ciudadanos
El PSOE aventaja al PP en sólo un punto a 11 meses de las generales
Los socialistas se recuperan tras el 'caso De Juana' y obtendrían un 41,5% de los votos por un 40,3 de los 'populares' Zapatero alcanza un 5,44 de valoración, tres décimas más que en enero y Rajoy un 4,75
FERNANDO GAREA

MADRID.- El PSOE recupera parte de la intención de voto perdida en los últimos seis meses y vuelve a tener una ventaja de 1,2 puntos a 11 meses de las generales, según la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO.

La diferencia es corta y puede aventurarse un resultado ajustado para las próximas generales, pero permite que José Luis Rodríguez Zapatero aborde el último año de legislatura con tendencia a mejorar, recuperándose del descenso de los meses anteriores y con expectativas positivas para las elecciones autonómicas y municipales del 27 de mayo.

Los resultados al alza en intención de voto se completan con una mejora de la imagen del presidente del Gobierno y del conjunto del Ejecutivo, muy por encima de la oposición que lidera Mariano Rajoy.

Esta situación se resume en dos datos: un 28,5% tiene una imagen mala o muy mala del Gobierno, mientras que un 46,2% valora de forma negativa la labor de oposición del PP.

La tensión y crispación política que han alcanzado en los tres últimos meses su punto máximo se vuelven contra el PP y le pasa más factura que al Gobierno. O, dicho de otra forma, las sobreactuaciones o actuaciones extremas de la oposición le sirven al Ejecutivo para ocultar sus decisiones más polémicas y, a veces, también sus errores.

A los populares sigue sin vérseles como alternativa clara, como lo demuestra la mala valoración de su actuación y de su líder, Mariano Rajoy, que baja de nuevo.

El PP no logra consolidar el ascenso que tuvo en anteriores sondeos, cuando llegó, incluso, a ponerse por delante de los socialistas.

Esa subida se comprueba ahora que era coyuntural y fruto de acontecimientos muy concretos. La aguja del sismógrafo vuelve a su punto de partida, tras la sacudida provocada por la conmoción por la vuelta de ETA el pasado mes de diciembre.

La ventaja ahora para el PSOE es de 1,2 puntos, mientras que en la encuesta de enero era el PP quien aventajaba en 0,5 puntos a los socialistas. El PSOE obtendría un 41,5% de los votos, frente al 40,3% del PP.

Sólo es positivo el dato para el PP si se compara con los resultados de las generales de hace tres años, ya que ha recortado 3,7 puntos de diferencia. Este recorte está consolidado prácticamente desde el inicio de la legislatura y el PSOE nunca ha conseguido recuperarlo, de acuerdo con los datos de todas las encuestas publicadas desde entonces.

Desde enero a abril, el PSOE ha subido 1,3 puntos en intención de voto y el PP ha perdido 0,5. Aquella encuesta se realizó bajo la conmoción que provocó el atentado de Barajas en el que murieron dos personas, pero sus resultados confirmaban una tendencia de subida del PP y de bajada del PSOE que se apuntaba en sondeos anteriores. Ahora, la tendencia se ha invertido.

La conclusión inmediata es que el PP no consigue rentabilizar en intención de voto la tensión política y su estrategia de oposición centrada casi exclusivamente en la lucha contra el terrorismo.

Mirando al PSOE, la conclusión es que el rechazo ciudadano a la concesión de la prisión atenuada a Ignacio de Juana Chaos y las decisiones del fiscal sobre Arnaldo Otegi tampoco le afectan tan negativamente.

Ahora el proceso de paz está roto y, pese a las dos decisiones citadas, el Gobierno se esfuerza en un discurso de mayor dureza que se traduce en intentar impedir las candidaturas de Batasuna, con el nombre que sea, y en la desarticulación de comandos de ETA reconstruidos en los últimos meses. De esta forma, el PSOE ha logrado un nivel de expectativa de voto similar al que tenía hace seis meses, en octubre de 2006.

Zapatero ha intentado desde enero con éxito relativo cambiar la agenda política que él diseñó y de la que, finalmente, está preso. Él situó en el primer plano el proceso de paz en el inicio de la legislatura y, cuando las cosas han ido a peor, ha intentado cambiar el foco para rentabilizar otras actuaciones como las leyes sociales que el Gobierno define como transformadoras: la de Dependencia, que entró en vigor en enero, y la de Igualdad, que se aprobó este mes definitivamente. Ayer mismo intentó hacerlo en su reaparición en un acto público en Huelva y ahora se trata de intentar rentabilizar esas políticas, mirando al examen de las autonómicas y municipales del 27 de mayo, que el PP pretende convertir en primarias de las generales.

En todo caso, de la encuesta podría desprenderse que Zapatero ha rentabilizado esa situación y no le perjudica el final negativo del proceso de paz. De hecho, la imagen del presidente del Gobierno mejora sustancialmente, ya que el 40,9% la valora como buena y muy buena, frente al 36,5% del mes de enero.

Ahora sólo el 27% tiene una imagen mala y muy mala de Zapatero, frente al 33,7% de enero. Aquel sondeo se hizo en pleno aturdimiento del presidente tras el fracaso de su plan de paz.

Ésta es la primera encuesta que se hace después del programa de TVE en el que Zapatero respondió a preguntas directas de los ciudadanos. El sondeo muestra que el presidente sigue teniendo una valoración ciudadana por encima del aprobado y con tendencia al alza. Sube notablemente con respecto al mes de enero y, lo que es mejor para él, aumenta su ventaja sobre Rajoy, porque éste sufre un importante descenso en valoración.

La estrategia de oposición implacable en la calle, en el Parlamento y en los medios desgasta la imagen del líder del PP y la intención de voto de su partido. La tesis de Zapatero ha sido siempre la de que el uso del terrorismo como arma única de oposición terminaría por afectar más al PP que al Gobierno. Todo dependerá ahora de si, una vez finalizado el proceso de paz, se cumplen las expectativas más pesimistas que empiezan a extenderse en el Gobierno, procedentes de La Moncloa. En todo caso, el PP tendrá que revisar su discurso basado en dar por hecha la cesión permanente del Gobierno a las exigencias de ETA.

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