«Voy a luchar por mi hija todos los días de mi vida». Éstas son las palabras que cada mañana acompañan a la imagen del sargento portugués Luis Gomes, emitidas en un programa de televisión luso. La opinión pública y los medios de comunicación de Portugal se han puesto del lado de este hombre, que desde el pasado mes de diciembre se encuentra en prisión preventiva, condenado a seis años de cárcel por el delito de secuestro agravado de menor. Su mujer, Adelina Lagarto, ha sido considerada cómplice, al no comparecer ante las autoridades judiciales para entregar a la niña de la que ambos son padres adoptivos ilegales.
Cuando Esmeralda tenía tres meses, su madre biológica, una brasileña afincada en Portugal, se la entregó a la pareja, a través de un documento firmado. Aunque la adopción no es legalmente válida, no habría provocado problemas de no haber sido por la aparición del padre biológico que, al comprobar que la pequeña era su hija a través de las pruebas de ADN, comenzó los procesos para conseguir su custodia. Era febrero de 2003. Desde entonces, Baltazar Nunes ha intentado acercarse a su hija, pero los padres adoptivos nunca se lo han permitido, devolviéndole incluso los regalos que enviaba a la pequeña, que ya ha cumplido cinco años. La Justicia dio la razón a Baltazar Nunes en julio de 2004.
Tras la detención de Luis Gomes, con quien se ha volcado gran parte de la opinión pública lusa, la actitud que tomó su esposa, Adelina Lagarto, fue la de no responder a las notificaciones del tribunal. Durante varias semanas, tanto la madre adoptiva como la hija han permanecido en paradero desconocido, sin que las autoridades policiales hicieran nada para encontrarla.
«Basta pensar un poco para entender que hay personas cometiendo delitos de complicidad para ocultar a la niña», afirmó José Luis Martins, el abogado del padre biológico.
Pero ya no hace falta que la Policía busque a Adelina, porque el pasado 30 de marzo se presentó de forma voluntaria en el tribunal, para evitar ser arrestada en futuras consultas médicas a las que tenga que acompañar a la niña. No es lo que sucedió unos días antes, cuando los medios de comunicación lusos registraron el momento en que la madre adoptiva y su hija ilegal entraban en el hospital en el que, a petición del tribunal, Esmeralda fue sometida a análisis psicológicos. Más sorprendente que las autoridades no detuvieran a Adelina en ese momento, cuando había sido considerada cómplice y forajida internacional, fue ver a su marido, Luis Gomes, con ellas, tras conseguir un permiso en la cárcel en la que cumple prisión preventiva, precisamente porque «existe riesgo de continuar el delito». Cuando la consulta terminó, Gomes regresó a prisión y su esposa continuó en paradero desconocido.
Para el abogado del padre biológico es «inadmisible» la falta de actuación policial, sobre todo, cuando al final fue la propia Adelina la que se entregó a las autoridades. «Espero que por lo menos el juicio se resuelva lo antes posible», afirmó el abogado Martins.
El programa de la televisión pública Pros y Contras dedicó un debate al caso Esmeralda, en el que la mayor parte de los asistentes se mostraron a favor del sargento, al que algunos han llegado a calificar como «buen samaritano» por haberse encargado de la niña. Más de 10.000 personas firmaron una petición de habeas corpus al considerar que Gomes fue condenado de manera ilegal, petición que fue rechazada por los jueces. Otros atacan al padre biológico diciendo que se desentendió del embarazo de la madre y que no quiso saber de su hija, a pesar de que existan pruebas de que Nunes se ha empeñado en lograr la custodia.
El próximo martes, las dos partes tendrán que reunirse en el Tribunal de Torres Novas para intentar poner fin a la telenovela Esmeralda. Luis Gomes y Adelina Lagarto dicen que mostrarán a la niña siempre y cuando les sea atribuido un «régimen provisional de custodia». Aseguran que no la han entregado para no causarle traumas y que respetarán la decisión final.