Veinte años de los 'neocon' españoles
Autores: R. Bardají y F. Portero. / Ciudadela Libros. Precio: 21 euros.
La contracción verbal, neocon, nace como un tanque de pensamiento en el ala conservadora del Partido Demócrata estadounidense. Hace 20 años, un grupo heteróclito de profesionales liberales españoles formaron aquí la réplica. Formalmente son Grupo de Estudios Estratégicos, a los que sólo cabe objetar muy dulcemente que fueran encabezados en su día por Eduardo Serra, el chico, aventurero de la política a quien tanto le da el Museo del Prado como el Ministerio de Defensa y que es fácilmente olvidado. Al GES se le ha considerado casi una institución satánica, o servomando de la derecha radical americana cuando no pisofranco intelectual de los servicios secretos españoles.
El GES edita este libro: ¿Qué piensan los neocon españoles? Entre sus analistas figuran miembros conocidos como Florentino Portero, Rafael Bardají, Manuel Coma o Ignacio Cosidó. El resumen de uno de sus enunciados es taxativo: «Sólo hay un régimen político considerado legítimo en todo el planeta. En cualquier país la gente aspira a gozar de libertad y justicia. Allí donde se dan las condiciones los ciudadanos reaccionan en su apoyo».
Jocoso es su análisis sobre el libro de Untington, conocido profesor de Harvard, sobre la alianza de las civilizaciones, de donde el presidente Zapatero hace de zascandil sin haber tenido otra referencia científica que un debate en las páginas de opinión de El País. Es un gesto oportunista de ZP y toda la izquierda que lo apoya y se resume en un guiso incomestible: rechazo del uso de la fuerza en las relaciones internacionales; reconocimiento de la legitimidad de los gobiernos árabes sea cual fuere su política en la idea que cada civilización tiene su propio modelo de desarrollo, aunque esto implique violación de los derechos humanos. En los casos de proliferación de armas de destrucción masiva no deben ser objeto de sanciones que lleven a un incremento de la tensión.
España se alinea con aquellos otros países dispuestos a bloquear las acciones de EEUU en un ejercicio de contrapoder. Hay por lo tanto clara disposición a olvidar la idea de que las democracias deben unirse contra la amenaza que suponen sus enemigos. Bien al contrario, España tratará de empujar a Europa en pos de un sistema de alianza con estados antidemocráticos frente a la amenaza de EEUU y la globalización.
La Diplomacia del Talante. Ese buenismo que hizo pronunciar en Washington DC al populista José Bono siendo ministro de Defensa: «Prefiero morir antes que matar». El bien y el mal existen. Al Qaeda es un grupo terrorista con el que no cabe diálogo alguno excepto su desaparición. Para llegar a compromisos imposibles no podemos estar dispuestos a dejar de ser nosotros mismos, a renunciar a los principios que han dado sentido a nuestras sociedades. La Diplomacia del Talante comunica al otro su renuncia al uso de la fuerza, su relatividad moral, la aceptación de la legitimidad de las demandas que presente, su disposición a ceder... Chamberlain nunca llegó a los extremos de Zapatero.
¿Y qué es el buenismo? Simplemente es la masturbación del políticamente correcto o progre que alcanza su éxtasis contemplándose a sí mismo y advirtiendo lo hermoso y benéfico que es. Es una variante del andaluz to er mundo é güeno pasando por una licenciatura universitaria.
Por supuesto, EEUU es odiado porque representa como nadie más pueda hacerlo la filosofía liberal. El legado de Churchill -la idea de que nuestra seguridad depende de la firmeza y convicciones- reside en aquel país más que en ningún otro. No es un problema de republicanos o demócratas de tal o cual presidente. Habrá tensión y lloverán las críticas mientras EEUU sea el máximo exponente de la democracia liberal.
Irak. En contra de lo que algunos piensan, la guerra no fue la de Aznar. Y el resultado electoral del 14-M no es una consecuencia del apoyo prestado entonces por el presidente del Gobierno a las tesis de George WalterBush. Creer lo contrario y que el PP fue castigado por la alianza estratégica con la Casa Blanca es aceptar el discurso socialista, con todo lo que ello implica.
Libro que trae fresco al pensamiento único del oficialismo socialista, y que sirve también para hacerle un electroshock a Pepiño Blanco por ver si aprende inglés y a pronunciar las consonantes.