Lunes, 9 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6322.
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CRONICA HISTORICA
Una sociedad menos secreta
El primer libro autorizado sobre la masonería presenta las claves de su organización y objetivos / Unas 3.500 personas figuran inscritas en las distintas obediencias / No consta que Zapatero sea masón, aunque presenta rasgos compatibles
ROGER JIMÉNEZ

«( ) Allí, como una cizaña arrancada, rechazada por las olas del reflujo, yacía su víctima. Toda su sangre refluía, su boca torturada vuelta directamente hacia el cielo, con entrechocar de miembros en mortal agonía » Así describía la periodista Myrna Blyth la muerte «ritual» que esperaba a los traidores al juramento solemne de no revelar los secretos de la francmasonería. Entre la fantasía o los ecos de un pasado que se pierde en los pliegues del tiempo, la masonería ha inspirado decenas de miles de libros de los que emanan nociones de secretismo, de un poder universal y de ayuda mutua, de un sistema de filosofía práctica, de una sociedad que combina el pensamiento y la acción, o de una fraternidad sin fronteras

La idea de una asociación secreta, perniciosa y enigmática, fue alentada particularmente en España durante muchos años bajo la ley de 1 de marzo de 1940 que proscribía la masonería y mandó a un largo exilio a sus miembros más relevantes. Hoy, plenamente reestructurada con la Gran Logia de España, sus hombres y su ideario son conocidos públicamente, y pocos creen que la masonería actual sea la misma que condenaron los Papas, ni que toda forma de masonería esté regida por los mismos principios.

«Yo me declaro públicamente masón y confío en no tener problemas de ninguna clase, espero que se considere algo normal en nuestra sociedad. No es ningún demérito, y tampoco un mérito. Es, sencillamente, una manera de trabajar y perfeccionarse como ser humano. En un país democrático toda persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, y en cambio parece como si la masonería tuviera que demostrar siempre su inocencia. ¿Sobre qué? Me parece una barbaridad.» Florencio Serrano, 41 años, empresario, iniciado en la orden a los 18, acaba de publicar La masonería. Una orden iniciática (La esfera de los libros, 405 páginas), del que es coautor el sociólogo Francesc Xavier Altarriba, y que es el primer título autorizado por los responsables de la Gran Logia de España.

El libro, según precisa, responde al trabajo de unos cuantos años dedicados al estudio sistemático de todas las publicaciones que hablan de la masonería y también las que la atacan. Sus páginas combinan orientaciones tan elementales como las cuotas mínimas que deben pagar los miembros con los principios más profundos que inspiran la masonería, y trata de desmitificar los estigmas que penden históricamente sobre ella. «No hay una doctrina en el sentido clásico, es una estructura que trata de llevar al practicante masón a una experiencia del conocimiento. No intentamos captar adeptos puesto que no es nuestro objetivo crecer mediante campañas, pero sí pretendemos aclarar ideas, porque todavía muchos creen que somos algo complejo y oculto, parecido a una secta.De ahí la conveniencia de explicar las claves, paso a paso, para que se vea que hay transparencia.»

Entre 3.000 y 3.500 personas figuran inscritas sumando todas las obediencias que hay actualmente en España. Sorprende este crecimiento en una organización que no practica el proselitismo y que somete a los postulantes a un abstruso y largo ceremonial antes de ser admitidos. Para Serrano, la clave reside, precisamente, en la ausencia de proselitismo directo, y también en que la masonería intenta potenciar la capacidad de pensar, de racionalizar, de saber discriminar la opinión basada en la razón de la manipulación de un grupo ideológico concreto.

Muchos personajes de la historia han desfilado por la masonería: Ramón y Cajal, Prim, Fleming, Duke Ellington, Franz List, George Washington, Mozart, Peral, Tolstoi, Tagore, Walt Disney, Ramon Franco El hermano de este último, el dictador que gobernó España durante casi cuatro decenios, quiso ingresar en la orden, pero fue rechazado, y su reacción consistió en desencadenar una brutal represión contra ella y sus miembros. Así como este dato ha sido plenamente confirmado, a Serrano no le consta que el actual presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, esté ligado a la masonería.«Claro que aquí entramos en la concepción de la masonería como un elemento arrojadizo. Si alguien se comporta de cierto modo, es masón, y si de otra manera, no. ¿Ser cordial es ser masón? ¿Ser fraternal? ¿Tener una disposición al diálogo? La masonería es un medio para ser mejor, no es un fin. Lo importante son los valores humanos». Tampoco puede confirmar la rumoreada relación del presidente de la Generalitat, José Montilla, pero puntualiza que todo miembro tiene plena libertad de declarar su condición.Unos lo manifiestan y otros no.

El sentido instrumental de la masonería para escalar posiciones sociales (el caso de Mario Conde, por ejemplo) es visto con realismo.«Es verdad que ciertas personas vienen a buscar más poder, más influencia, incluso poderes ocultos. Por eso hemos insistido en explicar lo que no es. No es un lugar donde se hacen negocios o se es más poderoso. El único poder es el del conocimiento, el de la sabiduría, el de conocerse a uno mismo e integrar mejor el trabajo, las relaciones, la propia vida, y conseguir ser una persona mejor. Esto, lógicamente, permite alcanzar lugares y posiciones sociales importantes, pero debido al esfuerzo personal, a los estudios y capacidad, no a la masonería. Los pasos para la admisión, que pueden parecer abstrusos, se hacen para filtrar a los candidatos y a las personas que sólo buscan estos poderes.Cuesta más entrar que salir, que es muy sencillo. Se escribe una carta y se acabó.»

Otro tópico que quiere desvanecer es la asimilación popular de los Rotary (asociación internacional de carácter filantrópico) a una forma menor de masonería. Admite que tienen principios comunes, pero los Rotary cuentan con una dirección mundial que no tiene la masonería. También rechaza la influencia de la orden en los medios de comunicación, aunque confirma la pertenencia a ella de profesionales del sector.

Serrano asume importantes responsabilidades en la Gran Logia de España y el Consejo Supremo del Grado 33, el más alto dentro del rito escocés antiguo y aceptado. En sus reflexiones critica duramente la cultura de la inmediatez en la sociedad actual.«Lo queremos todo de una forma inmediata, apretar un botón y tener todas las respuestas a nuestro alcance, porque se confunde inmediatez con eficacia cuando hay situaciones que requieren cierto poso y profundidad que le den contenido al sentido de la vida. La insatisfacción que se observa en nuestra sociedad está ligada a esta cultura de lo inmediato, y debido a ello algunos puntos del credo masón no están de moda».

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