REAL MADRID 2
OSASUNA 0
Casillas
Sergio Ramos
Helguera
Cannavaro
Torres
Emerson
Diarra
Raúl
Higuaín
Robinho
Van Nistelrooy
Cambios: Roberto Carlos por Torres (min. 68)
Reyes por Robinho (min. 86)
s.c.
Ricardo
J. Flaño
Cruchaga
Cuéllar
Monreal
Erice
Valdo
Muñoz
David López
Juanlu
Webó
Cambios: Milosevic por Muñoz (min. 66)
Azpilicueta por Juanlu (min. 66)
s.c.
Romeo por Webó (min. 81)
s.c.
Arbitro: Ramírez Domínguez
Tarjetas amarillas: Cuéllar, J. Flaño.
Tarjetas rojas: No hubo.
Goles: 1-0: Raúl (min. 24). 2-0: Robinho: (min. 80).
SANTIAGO BERNABÉU. LLENO.
MADRID.- Se han empeñado en perdonarle la vida y el Madrid lo aprovecha. Lleva meses poniendo la otra mejilla, arrojándose al barro para admitir su inferioridad, agachando la cabeza cada vez que se habla de fútbol, de estilo, de balón, de dominio. Tan masoquista se ha vuelto que desde su propia directiva han admitido que Capello no seguirá el año que viene porque no hay quien aguante sus formas y su estilo, curiosamente los defectos o virtudes que provocaron su fichaje. Pero es posible que los errores del Barcelona y del Sevilla cambien las opiniones y ahora se hable de cómo el técnico ha creado un bloque de hierro, solidario, equilibrado y triunfador a la italiana. A saber. El Madrid lleva los mismos puntos que en la pasada campaña por estas fechas. En abril de 2006 estaba a 13 puntos del líder. Ahora sólo está a dos. Es la Liga. Es el fútbol. Entonces estaba López Caro. Ahora está Capello y a lo mejor hasta sigue.
La realidad es que la ambición y el hambre pudieron superar la triste realidad del Madrid más vulgar y simple de los últimos 50 años. Es tan vulgar que el partido de ayer, un poco bodrio sobre todo en la segunda parte, un poco aceptable por una primera parte presentable y racial, fue de lo mejor que se ha visto esta temporada en el Bernabéu. Ésa es la prueba de que no se ha disfrutado casi nada en un estadio acostumbrado a genialidades, frivolidades y tipos especiales y grandes. Pero visto desde la gris perspectiva de un año de transición que los tristes rivales pueden convertir en temporada triunfal, lo de ayer es una heroicidad.
Sí, durante los primeros 45 minutos, el Madrid ni aburrió ni exasperó. Todo un avance. Mantuvo la guardia alta, presionó con fe, tiró de riñones y, cuando tuvo el balón en su poder, fue capaz de ligar tres jugadas seguidas. Tenía mucho que ver el contexto. Esa opción de seguir aspirando al título después de haber cometido cientos de errores y de haber jugado a un deporte que no tiene mucho que ver con el fútbol durante los últimos meses despertaron la pasión y la fe. Es lo que tiene una mentalidad positiva. Marcha por encima del estilo y de la capacidad técnica que puedan tener unos jugadores. Por ejemplo, Emerson, odiado por la grada, vilipendiado por la crítica y alabado por todos si el Madrid acaba ganando la Liga. Ayer jugó un partido magnífico desde el punto de vista de Emerson, alejado de la estética de un Zidane o, incluso de un voluntarioso mediocentro con aspecto jugón. Teniendo en cuenta lo que es Emerson, jugó un partido magnífico. Intentó guardar su zona, se descolgó en ataque y apareció para cabecear la que acabó siendo una asistencia de gol a Raúl, que el capitán aprovechó con un certero remate con la izquierda, bien situado y listo en el desmarque entre dos centrales navarros. Por cierto, la jugada la inició Diarra, otro paquete que acabará consagrado como apóstol del equilibrio y del buen fútbol moderno si este engendro creado por Capello acaba ganando algo, que comienza a ser posible porque el fútbol y la vida son así.
El caso es que este Madrid extraño sí fue capaz de crear un rato agradable. Hay tipos que pueden con todo. Por ejemplo, Raúl, que apareció por todos lados, tiró de galones, presionó, marcó y se rebeló ante la realidad. Su actuación fue digna de un gran capitán, de un hombre que siente la camiseta, supera limitaciones, agranda virtudes y triunfa. Está por encima del bien y del mal cuando viste de blanco.
También apareció Robinho, rebelde contra los que piensan que es un jugador de mentira y agradecido para quienes creen que a lo mejor será Balón de Oro. Se atrevió siempre, falló algunas veces, pero acertó en la acción decisiva, la del segundo gol. Arrancó desde la media punta, conectó con Higuaín y acabó aprovechando el pase del argentino para besarse el escudo con rabia y celebrar el segundo. Que no lo vendan.
Osasuna fue un rival medroso y acobardado. Tiene la cabeza en la UEFA, le faltaban muchos titulares y cuando trató de aparecer arriba se estrelló con el espectacular Casillas, que sigue sin entender el significado de la palabra crisis. Puede con todo. Firmó dos paradas bíblicas ante David López, el único osasunista que jugó como un ganador. La nueva exhibición del portero fue determinante para confirmar que incluso este Madrid, por cierto, muy riguroso y aplicado en defensa, se puede llevar el botín de la Liga. Así están los demás.