PABLO DE LA CALLE
Acudió al infierno belga más ambicioso que nunca, pero se estrelló en las terroríficas rampas de Grammont, el más conocido de los 18 muros que jalonan el Tour de Flandes, la emblemática clásica belga. Oscar Freire se presentó a la cita con el propósito de establecer el hito histórico de ser el primer español que se imponía en la prueba. Los antecedentes, con triunfos en la Milán-San Remo y la Flecha Brabançona, le avalaban, pero el cántabro claudicó en una carrera siempre hostil para los intereses de los hispanos: nadie ha conseguido terminar entre los 10 primeros. Una maldición que permanece inalterable. Ayer, el mejor clasificado fue el joven y sorprendente rodador Jesús del Nero (Saunier Duval), undécimo.
La prueba, que sirvió para consagrar al clasicómano italiano Alessandro Ballan (Lampre), arrancó favorablemente para los españoles, con una escapada de siete unidades donde entró García Acosta. La aventura finalizó a 21 kilómetros de la llegada, en el ascenso a los tramos adoquinados de Grammont, una pared con desniveles del 20%, donde también comenzaron a sepultar sus opciones favoritos como Freire -siempre acompañado por Juan Antonio Flecha- y Boonen. El belga soportó las aceleraciones mejor que el español, pero al final se rindió y no pudo igualar la plusmarca de tres victorias consecutivas de italiano Fiorenzo Magni. En ese terreno minado destacaron el holandés Kroon, el lituano Vaitkus, el belga Leif Hoste y el italiano Ballan. Los dos últimos lograron abandonar el grupo de elegidos y se lanzaron a la conquista de la meta situada en Meerbeke, donde los aficionados belgas aclamaban a su compatriota.
Ataque.
El sprint entre ambos careció de brillantez, pero atesoró enormes dosis de emoción. Atacó el belga desde larga distancia, pero el italiano soportó el ataque y en el último suspiro sorprendió a su compañero de fuga sobre la misma línea de llegada. Gloria para el rodador del Lampre y miseria para el veterano del Lotto, demasiado acostumbrado a papeles secundarios. Acabó segundo, lo mismo que le ocurrió en 2004 y 2006.
Hoste claudicó ante un corredor que está rubricando un curso soberbio. Ballan, profesional desde 2004, ya ha justificado su temporada con el Lampre, ya que la pasada semana se adjudicó los Tres Días de La Panne. En su palmarés sólo aparecen triunfos en Laigueglia y la Vuelta al Benelux. El año pasado fue quinto en la Vuelta a Flandes, pero este año se ha coronado en las duras carreras del norte. Ahora le espera la París-Roubaix.
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