La Copa Davis se acabó hasta 2008. A diferencia de las dos temporadas precedentes, en las que hubo de jugarse la permanencia, en ambos casos con éxito, en ambas ocasiones contra Italia, el equipo español se ha ganado el derecho al descanso al haber alcanzado, por primera vez desde que ocupa la capitanía Emilio Sánchez Vicario, los cuartos de final. La derrota contra Estados Unidos en Winston Salem, a cubierto, en superficie rápida, sin Nadal, entraba dentro de lo previsto. Quizás se podía aspirar a llegar vivos a la última jornada, pero no a mucho más. Ayer, Robredo venció por un doble 6-4 a Bob Bryan y Blake a Feliciano López por 6-3 y 7-6 (3) para dejar la eliminatoria en 4-1.

Por medio estaba Andy Roddick, número tres del mundo, con todas las circunstancias de su lado, como es lógico cuando uno juega de local. Y James Blake. Y, cómo no, los hermanos Bryan, un punto seguro, que, curiosamente, y a pesar de la derrota, supuso la experiencia más grata para España. Fernando Verdasco y Feliciano López llevaron el partido a cuatro sets e incluso tuvieron una pelota de break en el noveno juego del cuarto que bien pudo haber dilatado el desenlace hasta el límite.

Compenetración

. «Son dos jugadores de envergadura, dos grandes sacadores, tienen buena compenetración y cubren bien el pasillo de dobles», comenta José Luis Arilla, uno de los mejores doblistas de la historia de nuestro tenis, ante el posible alumbramiento de una pareja estable en el equipo español. «Es importante liberar a Nadal del doble y que pueda concentrarse en los dos individuales. Además, puedes tirar de ellos para el individual si es necesario. Lo importante es que sigan jugando juntos, porque en momentos concretos también manifestaron ciertos problemas de coordinación», añade.

La singladura es aún breve. Sólo han disputado tres partidos juntoscon la remera nacional. Perdieron el primero, en Minsk, febrero de 2006, contra Mirnyi, número uno en el ranking de la especialidad, y Voltchkov. Vencieron a Allegro y Chiudinelli, el pasado febrero, en Ginebra, con 12-10 en el quinto set, y cayeron el sábado, no sin una demostración de posibilidades y carácter. «Los doblistas buenos están todos alrededor de los 30. Es importante que ellos vean que son la pareja del equipo, que se lo hagan ver. Con las superficies que nos ponen fuera, son la solución ideal. Son los más sacadores del país», apunta Jordi Arrese, miembro del equipo de capitanes que llevó a España a la conquista de la Ensaladera en 2004.

«A Verdasco le va a venir muy bien el doble para su proyección individual. Es un tenista de extraordinario potencial que necesita mejorar la volea. Forman un dúo equilibrado, porque él resta mucho mejor que Feliciano y tira magníficos paralelos», prosigue Arrese. Campeones en Estocolmo hace tres años, aún tienen poco vuelo en la especialidad, la gran asignatura pendiente de España desde la disolución del tándem formado por Sergio Casal y Emilio Sánchez.

Han sido numerosas las pruebas en los últimos años. En 2005, Albert Costa y Rafael Nadal cayeron en Eslovaquia ante Beck y Mertinak. El mallorquín perdía junto a Feliciano López, meses después, en la eliminatoria por la permanencia, ante los italianos Bracciali y Galimberto. En 2006, debutarían López y Verdasco con la referida derrota en Bielorrusia, antes de que Nadal se tomase la revancha contra la dupla transalpina, esta vez junto a Verdasco. «Al igual que en su momento Albert Costa y Alex Corretja, Feliciano y Fernando mantienen una buena relación personal. Esto resulta a veces más importante para garantizar la continuidad del doble que el empuje del capitán», apunta Josep Perlas, corresponsable de las dos Copas Davis que ha ganado España.

Sin olvidar «los imperativos y las exigencias del calendario individual», el hoy entrenador de Juan Carlos Ferrero percibe indicios optimistas. «Viven la Davis, se identifican con el equipo. Se mueven bien, con buena lectura delante y buenos restos. Tienen frescura física, margen de mejora y buena disposición para intentar seguir jugando juntos en el circuito».