VICENTE SALANER
Lo de la valoración estadística que ofrece la ACB como si fuese la verdad teologal del baloncesto resulta, a menudo, una mentirijilla patente. Para muestra, un botón: en eso de la valoración, el Tau arrasó ayer al Winterthur Barcelona por ¡25 puntos de diferente (91-66)!
Como, por fortuna, en este deporte el ganador no sale -por ahora- de esas elucubraciones informáticas, sino del total de puntos anotados, ganó el Barça. Con la incertidumbre y la dosis de suerte que entraña toda victoria por un triple a un segundo del final, pero con justicia. Los catalanes fueron más imprecisos, más fallones, más anárquicos, pero también más imprevisibles y más variados en su juego. Toda una demostración de cómo ha evolucionado Dusko Ivanovic y cómo no lo ha hecho Boza Maljkovic.
La primera mitad nos demostró la riqueza de posibilidades y la variedad de talentos y soluciones que poseen dos de los mejores equipos de Europa. Precioso toma y daca en torno a defensas individuales o presionantes muy bien plantadas. El Tau debería haberse ido en el marcador porque el Barcelona perdía balones por doquier y cometía muchas más faltas personales, pero eso no se producía, esencialmente, porque enfrente estaba un genio que rompía la lógica estadística: Juan Carlos Navarro. Poco a poco, sin embargo, el cansancio de la Euroliga se extendía y el partido bajó.
Ahí es donde vimos la ventaja de una rotación de 10 hombres, como la de Ivanovic, sobre otra de sólo ocho. Y vimos cómo el grado de libertad que el técnico azulgrana ha aprendido a dejar a sus hombres se traducía en una capacidad de generar juego por dentro y por fuera que acabaría plasmado en ese triple imponente de un Jaka Lakovic casi invisible hasta ese momento. Enfrente, el pecado de la sobredisciplina de Maljkovic hallaba su penitencia en la derrota final: los cinco últimos minutos, el Tau renunció a todo lo que no fuese la machacona repetición del dos-contra-dos Prigioni-Scola. Hasta el tedio... y el fracaso.
P.S. Los jefazos de la ACB deberían echar un vistazo a los vídeos de este partido y, más aun, del Caja-Joventut, desmenuzar el arbitraje y echar a sus trencillas el rapapolvo que desde hace tiempo se merecen. Los errores técnicos y de apreciación de varios de los árbitros supuestamente más solventes de la ACB, con el inefable Mitjana a la cabeza, son ya sonrojantes.
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