M. L. A.
MADRID.-
Sólo hay dos asociaciones, Aetic y Asimelec, que representan y defienden los intereses de las empresas de equipos y soportes de audio, vídeo y reprografía, las afectadas por el canon digital. Y, pese a ser sólo dos y a compartir el fondo del asunto así como gran parte de los asociados, van por caminos distintos y su rivalidad es manifiesta.
Para la negociación del canon que decretaba la LPI entre los fabricantes y los autores se crearon dos comités; uno de audiovisual, en el que están ambas asociaciones sectoriales, y otro para reprografía (equipos multifunción, copiadoras e impresoras) en el que sólo está Asimelec como representante única de este sector. «Compartíamos criterios, pero divergíamos en la estrategia», explica el director general de Asimelec, José Pérez.
«La discrepancia básica, según se deduce de lo que se ha publicado, es que ellos están a favor del canon -lo asumieron cuando hace años se planteó gravar los CD y DVD vírgenes como ya se hacía con las cintas de cassette-, y nosotros estamos en contra», afirma por su parte Jesús Banegas, presidente de Aetic, que sigue denunciando el «carácter excéntrico» de esta «tasa digital, que sólo aplican 12 países del mundo: Austria, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Francia, Lituania, Polonia y Suecia».
La negociación con los autores, aunque con puntos de acercamiento, fracasó. Ninguna de las asociaciones de fabricantes culpa directamente a la otra. «La verdad es que durante el proceso, a pesar de alguna discrepancia de estrategia y en cuanto a los planteamientos de algún tipo de productos o del contenido de la negociación, nunca hemos roto la unidad», explica José Pérez. Pero, ya desaparecida la necesidad de actuación conjunta, y aunque han diferido básicamente en la forma de dar el mensaje, subyace el reproche.
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