Junto a él, el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, trasladó a Batasuna que tiene que «mojarse», como aseguró que hace el PNV. Y le exigió, además, que se saque de encima «el paraguas de ETA» -en alusión a la imagen de Sergio Lezcano, detenido por su presunta integración en el comando Donosti de ETA, cobijando de la lluvia a Arnaldo Otegi en un reciente mitin en Oyarzun (Guipúzcoa)-, pero le dejó claro también que, en ese camino, ya no cuente con el PNV: «Que se olviden de nosotros, que no nos mareen, ni nos enreden». «Ya hemos aguantado demasiado», sentenció.

El mitin que el PNV ofreció ayer en Bilbao con motivo del Aberri Eguna se caracterizó por los esfuerzos que tanto el lehendakari como Imaz hicieron para poner en evidencia a Batasuna después de la decepcionante entrevista de ETA publicada por el diario Gara.

Ibarretxe fue el primero en tomar la palabra ante los cerca de 4.000 incondicionales que el PNV reunió en la Plaza Nueva de la capital vizcaína. Acusó a Batasuna de «mirar a todo el mundo para echar las culpas, excepto a sí misma y excepto a ETA», y recordó que la sociedad vasca no quiere oír de ETA «que la violencia puede continuar y que está reorganizando comandos», sino «que la violencia se ha acabado para siempre».

«Construir el futuro»

El lehendakari, que tiene abierto un proceso penal en el TSJPV por reunirse con carácter oficial con la ilegalizada Batasuna, advirtió a la formación de Arnaldo Otegi de que, aunque «es verdad que la Ley de Partidos es un instrumento del pasado que no sirve para construir el futuro», el «principal problema que tiene Batasuna para hacer política, que no mire a otro lado, es la violencia de ETA».

«Nosotros deseamos que Batasuna sea mayor, que haga política, pero también que tenga fuerza para levantar esa roca, la roca de ETA, que es la que le está oprimiendo, la que no le está permitiendo hacer política», expuso Ibarretxe, antes de concluir que, «desgraciadamente, hoy por hoy no tiene fuerza, no está preparada para levantar esa roca».

Si Ibarretxe se pronunció ayer en estos términos, más contundente fue el presidente del PNV, quien consideró que su partido «ha aguantado ya demasiado» los vaivenes de Batasuna. Imaz recordó cómo, en 1998, cuando se firmó el pacto de Lizarra, el PNV trató de facilitar esa transición hacia la política de Batasuna y «no se dejaron».

«Intentamos sacarles del pozo, y nos mojamos hasta la rodilla», pero «no se dejaron. Ahora, en este proceso también nos hemos mojado lo que debíamos, pero lo han vuelto a hacer». «Que se olviden de nosotros, que no nos mareen, ni nos enreden [...] si quieren ir a las elecciones ya saben lo que tienen que hacer», apuntó.

Imaz trató de trasladar a los presentes hasta qué punto Batasuna no puede ser considerada un interlocutor válido del ámbito de la banda terrorista: con este fin recordó cómo Otegi, tras el atentado de la T-4 en Barajas y el comunicado de ETA en el que se reservaba el derecho a seguir cometiendo atentados, pero en el que decía mantener el alto el fuego, emplazó a la banda terrorista a aclarar «la confusión» existente en el seno de la izquierda abertzale. «Y no le han hecho ni caso. Por eso, ante su impotencia y frustración, se meten con nosotros», abundó el presidente del PNV.

Pero Imaz no paró ahí. Citó la foto que el jueves era portada de EL MUNDO, que mostraba a uno de los detenidos por su integración en el comando Donosti cobijando bajo un paraguas al líder de la ilegalizada Batasuna durante un mitin celebrado en Oyarzun en diciembre.

«Ése es, precisamente, el problema de fondo, que Batasuna tiene que hacer política sin el paraguas de ETA. Que lo dejen de una vez y que hagan como todos los demás, que nos mojamos por construir este país». Si no lo suelta, concluyó el líder del PNV desde su tribuna, ETA «puede llevar al abismo el proyecto político de Batasuna».

Por otro lado, la presidenta de Eusko Alkartasuna (EA), Begoña Errazti, invitó ayer en Guernica (Vizcaya) a ETA a negociar su disolución con el Gobierno, en la que sería la «única vía aceptable» para la banda terrorista en este momento. Errazti señaló que sólo desde la desvergüenza y el cinismo pueden defenderse el asesinato y el chantaje en pro de los derechos nacionales del pueblo vasco, y recordó que ETA no puede aspirar a ejercer como agente político.

Errazti hizo referencia a la entrevista publicada en Gara para defender la desaparición de la organización terrorista. «La amenaza latente que hay en sus palabras no nos merece más consideración que rechazo. ETA no es un agente político, no lo ha sido y no le vamos a dejar ser. Que necesita tiempo, vale, pero que negocie con el Gobierno español, que entregue las armas y que solucione el problema de los presos», argumentó.

La presidenta de EA también invitó al Gobierno a «hacer su trabajo» y aseguró que a Zapatero no le queda más remedio que negociar.