R. A.
El caos y la balcanización de los comicios de 2002 concedieron 1,2 millones de votos al Partido Caza, Pesca, Naturaleza y Tradiciones (CPNT). O sea, que un 4,23% de los franceses decidieron alistarse en la candidatura de Jean Saint-Josse, bien por razones de simpatía cinegética o bien por darle una expresión democrática al mero sarcasmo político.
El arquitecto de aquella campaña fue Frédéric Nihous, cazador desde los 14 años, abogado de profesión y sucesor de Saint-Josse en la nueva lista del CPNT. Demasiadas letras para una agrupación inverosímil cuyas expectativas electorales se ubican esta vez en el 1% de los sufragios. Quiere decirse que Nihous no va a poder contar con la adhesión general de los cazadores franceses -son 1,3 millones de licencias- ni que parece haber encontrado la coyuntura histórica para defender la revolución rural. Cuidado, no entiéndase por revolución rural la llamada a la revuelta armada de los agricultores, sino un compromiso de Estado que implica dotar al campo francés de un plan Marshall tan sensible al bien ecológico como consciente de los hábitos arraigados entre los cazadores y los pescadores. «Hay que concienciar a nuestra clase política de que el campo no puede abandonarse ni maltratarse», razona Nihous con su aspecto de vendedor de humo. «Hay que escuchar el latido profundo del mundo rural».
A falta de una trayectoria política rimbombante, el candidato Nihous, nacido hace 40 años en Valenciennes, tiene entre sus haberes la presidencia de una asociación de cazadores de palomas. Ahora bien, en caso de reencarnarse, preferiría hacerlo convertido en pato. Quizá para reconciliarse con la especie, después de tanto perdigonazo o quizá para escapar volando de la debacle política que se le avecina a decir de los sondeos. ¿Objetivos políticos en caso de ser presidente? Una vez llevada a cabo la revolución rural, Nihous destaca sobre la agenda un replanteamiento del calendario de vedas. Quiere respetar las fechas tradicionales, «las de antiguamente», como si los galos no tuvieran otra cosa que pensar.
Será difícil mantenerse dormido hasta el 22 de abril, fecha de la primera vuelta y momento en el que el líder del CPNT cree posible la verificación de su sueño: «Todas las mañanas me afeito delante del espejo pensando que voy a ser el presidente de Francia».
El idealismo le viene de lejos. Tuvo un abuelo paterno comunista que le inculcó el principio de que todos los hombres somos iguales. Para compensar, otro abuelo materno gaullista pretendió disuadirle de semejantes teorías y le hizo aplicarse en los valores republicanos.
¿Síntesis? Frédéric Nihous cree en el amor, la ecología y el medioambiente, pero se muestra reacio a que Francia abandone los raíles de la energía nuclear.
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