DANIEL UTRILLA. Enviado especial
KIEV.-
La disolución del Parlamento es irrevocable y santas pascuas. Ésta fue la esencia del rotundo mensaje a la nación que el presidente de Ucrania, el europeísta Viktor Yushchenko, pronunció en la madrugada de ayer tras participar en la misa de resurrección oficiada en la iglesia de Santa Sofía de Kiev, la meca de la ortodoxia.
«Mi decisión es legítima y constitucional y no habrá vuelta atrás», dijo en su mensaje pascual el jefe del Estado, que mantiene un pulso con el Parlamento rebelde encabezado por el primer ministro y jefe de la mayoría prorrusa Viktor Yanukovich, que se niega a acatar la disolución y la consiguiente convocatoria de elecciones para el 27 de mayo.
Mientras Yushchenko se mantiene firme en su decisión, que justifica por el transfuguismo de diputados que esquilma sus filas, los partidarios de Yanukovich y de sus socios de coalición -socialistas y comunistas- siguen citándose cada día en señal de protesta en la céntrica plaza Maidán de Kiev, donde ayer fueron repartidos unos 3.000 pasteles de Pascua previamente bendecidos. «No habrá confrontación civil ni inseguridad. Lo garantizo. Las fuerzas del orden acatarán firmemente las órdenes del presidente», recalcó Yushchenko, que subrayó el carácter profiláctico de una disolución que tachó de «vacuna contra la tiranía y la usurpación».
El pasado viernes, el Parlamento votó a favor de expulsar de la coalición mayoritaria de Yanukovich a los diputados tránsfugas, pero el guiño no parece haber ablandado al presidente. El Tribunal Constitucional es ahora el encargado de pronunciarse sobre este conflicto de poderes en Ucrania. Tiene un mes para emitir su fallo.
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