Los 15 marinos británicos detenidos por los iraníes y puestos en libertad el pasado jueves han sido autorizados por el Ministerio de Defensa del Reino Unido a vender sus versiones personales de lo ocurrido. El Gobierno ha aducido que la decisión de levantar la prohibición de que el personal de las fuerzas armadas ofrezca a la prensa este tipo de información mientras se encuentra en servicio activo se justifica por «las circunstancias excepcionales» del caso. El único precedente reciente es la decisión de permitir a Johnson Beharry, el primer militar de raza negra condecorado con la Cruz Victoria, que firmara un acuerdo para escribir su autobiografía.
Se calcula que los 15 marinos -también recompensados por el Ministerio de Defensa con el mencionado galardón- ingresarán nada menos que 367.000 euros entre todos. Se espera que el más lucrativo sea el relato de Faye Turney, de 26 años, la única mujer del grupo. Podría sacar alrededor de 220.000 euros de un acuerdo conjunto con un diario y una televisión.
A lo largo del pasado fin de semana, familiares de muertos o heridos en la Guerra de Irak y políticos de la oposición han tachado de «inapropiada» e «indigna» la autorización concedida por el Gobierno, que se ha producido tan sólo tres días después de la puesta en libertad de los militares y antes de que hayan facilitado una descripción detallada de lo ocurrido a los investigadores oficiales. «Muchas de las personas que han compartido la ansiedad por la captura de los rehenes van a tener ahora la sensación de que vender un relato de lo ocurrido es indigno, en cierto sentido, y cae muy por debajo de los altísimos niveles de exigencia que hemos llegado a esperar de nuestros militares», afirmó Liam Fox, portavoz de la oposición encargado de Defensa.
Rose Gentle, cuyo hijo murió por una bomba en la ciudad iraquí de Basora, manifestó que el Gobierno no debería permitir que los soldados contaran sus peripecias personales: «Eso está mal. [...] Ninguno de los padres que han perdido a sus seres queridos en Irak ha vendido su caso».
Los críticos temen que todo esto se haya convertido en un circo de los medios de comunicación. Un ex alto mando de las fuerzas armadas llegó a decir que los marinos liberados se estaban comportando como participantes en un concurso de reality show. Otros afirmaron que estaban siendo utilizados como peones de la guerra de propaganda contra Irán. Sin embargo, algunos soldados en la reserva opinaron que se ha tratado de una decisión muy astuta del Ministerio de Defensa para controlar la publicación de las versiones personales de los cautivos sobre lo ocurrido.
Las cantidades de dinero que se han ofrecido a los 15 marinos son en algunos casos más altas que las indemnizaciones pagadas a militares mutilados durante su servicio en Irak o Afganistán, que normalmente ascienden a cerca de 85.000 euros por la pérdida de un brazo.
«Yo pido 70.000 libras [unos 103.000 euros]. Sé que a Faye le han ofrecido un porrón más de dinero. Yo valgo eso porque fui uno de los dos que no nos rajamos», afirmó uno de los militares liberados el jueves, el sargento de Infantería de Marina Dean Harris, mientras que John Tindell, padre de otro marino, declaró que su hijo rechazó una oferta de menos de 15.000 euros. «Nos ha parecido un poco sorprendente que el Ministerio de Defensa dijera a los infantes que fueran por ahí a contar lo ocurrido y que se sacaran un dinero por ello», admitió, revelando que los 15 marinos estaban pensando en subastar en internet los floreros que les dieron los iraníes en unas «bolsas con chucherías» al despedirlos.
«Estoy asombrado de que el Gobierno les anime a aprovecharse económicamente de un desastre militar», confesó por su parte el coronel Bob Stewart, comandante en jefe de las fuerzas británicas de la ONU desplegadas en Bosnia.
Mientras, ya se ha confirmado la implicación de la Casa Blanca en la liberación de los marinos. Cuando estalló la crisis, los gobiernos de EEUU e Irak se ofrecieron para echar una mano. Así, se pusieron en marcha varias iniciativas.
En primer lugar, se produjo la puesta en libertad, el martes pasado, de Yalal Sharafi, un diplomático iraní desaparecido en Irak desde febrero. Luego, el miércoles, se autorizó a la Cruz Roja a visitar a cinco iraníes que habían sido detenidos en enero en el Kurdistán por fuerzas estadounidenses. Hoshyar Zebari, ministro de Exteriores de Irak, declaró que había insistido a EEUU en que los pusiera en libertad. Ayer, su homólogo iraní, Manucher Mottaki, advirtió al Gobierno de Bagdad que la ayuda de su país podría «verse afectada» si los cinco detenidos no son liberados.