Tanto el Gobierno como la Misión Integrada en Timor Oriental (Unmit), creada por la ONU el pasado mes de agosto para ayudar a los timorenses a restablecer el orden, han mermado importancia a la tensión a la que se ha asistido en la campaña electoral. «Se han celebrado 128 mítines y actos electorales desde el 23 de marzo y, en un sentido, estoy contenta de que sólo 15 de ellos, un poquito más del 10%, fueron alterados por sucesos violentos», indicó la portavoz de la Unmit, Allison Cooper, durante una rueda de prensa en Dili esta semana.

«Así que, en general, el 90% de los actos de la campaña ha estado exento de violencia», resumió Cooper, quien, no obstante, admitió la seriedad de los incidentes y señaló que éstos «afectaron prácticamente a todos los contendientes en un momento u otro». Sin embargo, la portavoz de la misión de la ONU también subrayó que «ninguno de los altercados ha sido extremadamente serio y ninguno ha conseguido interrumpir la campaña electoral», que se cerró el viernes pasado.

Cooper destacó que «la situación en Dili y sus alrededores transcurrió en calma», para a continuación añadir que la Policía de la ONU (Unpol) «atendió dos incidentes» en la capital. Y es que las persistentes peleas entre las escuelas de artes marciales, que en mayo cumplirán un año desde su aparición, también contribuyen a enrarecer la atmósfera en la que podrán acudir a votar 522.933 personas.

Un timorés de 27 años falleció el 2 de abril en el ataque que miembros de la escuela Sete-Sete (77) lanzaron en Dili contra estudiantes del centro Persaudaraan Setia Hati Teratai (PSHT). La Unmit no ha relacionado esta violencia con los comicios, pero en varias ocasiones ha expresado su convencimiento de que las luchas entre las escuelas de artes marciales no son espontáneas, sino que están organizadas.

El tercer factor desestabilizador proviene del prófugo Reinado, quien ha pedido el voto para Fernando Lasama de Araujo, del Partido Democrático (PD), Francisco Xavier do Amaral, de la Asociación Social Democrática Timorense (ASDT), Lucia Lobato, del Partido Social Democrático (PSD) y Joao Carrascalao, de la Unión Democrática Timorense (UDT). Para el militar alzado lo peor que podrían hacer sus compatriotas es confiar en José Ramos-Horta, actual primer ministro y premio Nobel de la Paz, independiente, y en Francisco Lu-Olo Guterres, presidente del Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente (Fretilin). Se trata precisamente de los dos favoritos para la Presidencia.

Nuevos equilibrios

El Fretilin es el primer partido de Timor Oriental. Sin embargo, las críticas hacia algunos de sus dirigentes y la decisión de varios disidentes de abandonar sus filas han hecho que esta formación de inspiración marxista haya perdido en parte su capacidad de movilización popular. Y es que el nivel de pobreza del país no ha mejorado desde las elecciones de 2002 y hace ya muchos años que personalidades como el presidente saliente Xanana Gusmao o Ramos-Horta han dejado a un partido que han acusado de antidemocrático. «El Fretilin era predominante durante la resistencia y el periodo de transición hacia la independencia, pero luego ha habido un diferente reparto de las simpatías», explica a France Presse el obispo Basilio do Nascimento.

Encabezados por la UE, 180 observadores internacionales y casi 2.000 nacionales supervisarán la votación en los 504 centros electorales, a los que se han llevado urnas, papeletas y otros materiales hasta en caballo. Se prevé que el resultado oficial de los comicios sea anunciado a finales de esta semana.