Lunes, 9 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6322.
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 MUNDO
STANLEY MEISLER / Biógrafo oficioso de Naciones Unidas
«Con Ban Ki-moon, la ONU volverá a ser poco transparente»
PABLO PARDO. Especial para EL MUNDO

WASHINGTON.- Los cuadros de Goya, Tàpies y Ricardo Baroja -el hermano de Pío Baroja- cubren las paredes de la casa de Stanley Meisler, en una de las zonas más exclusivas de Washington. Son recuerdos de España, donde Meisler fue corresponsal para Los Angeles Times, en una carrera profesional que, a lo largo de tres décadas, le llevó por Africa, América y Europa. Pero Meisler es, ante todo, una especie de biógrafo oficioso de la ONU, una organización cuya historia más reciente acaba de retratar en su libro Kofi Annan. Un hombre de paz en un mundo en guerra. Es una obra que teóricamente se reduce a la gestión de Kofi Annan al frente de la ONU, la organización que dirigió hasta el 31 de diciembre pasado, pero que en la práctica es un análisis de la política mundial en los últimos 10 años.

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Pregunta.- ¿Cuál es la principal diferencia entre Kofi Annan y Ban Ki-moon?

Respuesta.- La transparencia. Con Kofi Annan, los medios de comunicación tuvieron la mejor oportunidad de la Historia para ver a la ONU en acción. Su jefe de prensa, Fred Eckhard, te lo contaba todo. Y a él le gustaba la prensa, excepto cuando le preguntaba sobre su hijo, Kojo. Así que hacía más fácil que la gente pudiera entender la ONU. Ahora, eso cambiará. En su primera comparecencia ante los periodistas, Ban Ki-moon ya dijo que la prensa en su Corea del Sur natal le comparaba «con una anguila resbaladiza».

P.- ¿Como Butros Ghali?

R.- No. Butros Ghali venía del siglo XIX. Su equipo de prensa sabía muy poco de lo que pasaba en la ONU, al contrario que el de Annan. Daba muy pocos discursos, al contrario que Annan. No le gustaba la prensa, bueno, en realidad, le gustaba muy poca gente.

P.- ¿Se debe todo a una diferencia de personalidad?

R.- También a una diferencia de la situación internacional. Durante la Guerra Fría, la ONU podía permitirse cierta pasividad. El Consejo de Seguridad se reunía una vez al mes, básicamente para que la prensa hiciera fotos de sus miembros porque, dado el bloqueo entre EEUU y la URSS, era imposible llegar a ningún acuerdo. Pero ahora la ONU, y el secretario general, tienen que trabajar mucho más. No pueden permitirse el lujo de ser pasivos.

P.- Ahora Ban Ki-moon llega en un momento en el que la situación internacional está volviendo a cambiar debido a la crisis de Irak, que ha puesto a la ONU en primera línea.

R.- Sí. En realidad, la ONU no dejó de ser relevante durante la invasión de Irak, a pesar de los deseos de gente como el ex asesor del Pentágono, Richard Perle, que escribió que con la invasión, EEUU se iba a librar para siempre de Sadam Husein y de la ONU. Y a pesar también del precio a nivel personal que pagó Kofi Annan. Porque, cuando estalló el escándalo Petróleo por Alimentos, muchos de quienes criticaron a la ONU lo hicieron en realidad por la oposición de Annan a la Guerra de Irak, no por la malversación de fondos que se produjo.

P.- Pero ahora EEUU ha vuelto a la ONU...

R.- Claro. EEUU ha quedado atrapado en Irak. Y está teniendo que recurrir a la ONU. Es lo mismo que pasó el verano pasado, en la guerra de Israel contra Hizbulá, en el Líbano: cuando Tel Aviv se dio cuenta de que no iba a ganar, aceptó la mediación de la ONU. Y a EEUU con Corea del Norte y su programa nuclear. Así que la ONU sigue siendo relevante. No tanto como hace 10 años. Pero sí importa.

P.- ¿Y cómo va a afectar esa situación a la crisis nuclear con Irán?

R.- EEUU sabe que no puede hacer nada solo. No soy capaz de imaginarme a George W. Bush yendo por su cuenta a una invasión de Irán. EEUU necesitaría un casus belli brutal, algo similar al Maine [el acorazado cuya explosión, por una avería interna, en La Habana, fue utilizado por EEUU como excusa para ir a la guerra contra España por Cuba]. El único recurso que le queda es que el Consejo de Seguridad mantenga las sanciones. Y eso no está tan mal. Las sanciones están funcionando, y hay sectores de la clase dirigente de Irán que no están satisfechos con ellas ni con la actual dirección del país.

P.- También cambia la representación de EEUU ante la ONU. John Bolton se va y en su lugar viene Zalmay Jalilzad, ex embajador en Irak.

R.- Sí, y eso supone otro cambio drástico. Porque la política de Bolton era no hablar. Ésa era de hecho su política cuando era secretario de Estado adjunto para Control de Armamentos con los países como Irán o Corea del Norte, que tenían programas nucleares. Él no quería que EEUU hablara con ellos. Jalilzad es más accesible, más amable. Aunque incluso él lo tendría muy difícil para lograr que China, Rusia, y tal vez Francia, autorizaran ni siquiera una acción militar limitada contra Irán, como un bombardeo.

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