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| Es un delito y una cobardía ceder el paso a los indignos (Epícteto) |
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| Impresiones |
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| Conclusiones de otra Semana Santa trágica |
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La Semana Santa de nuevo ha vuelto a salpicar de cadáveres las carreteras españolas. Desde el viernes 31 de marzo hasta las 20.00 horas de ayer, 97 personas habían perdido la vida, una cifra superior a la de 2006, cuando en el mismo periodo fallecieron 92 personas. A la espera del balance definitivo, es muy probable que se superen las cifras del año pasado y prácticamente seguro que no se alcanzará el objetivo enunciado por el director general de Tráfico, Pere Navarro, de rebajar las cifras por debajo de los 100 muertos. Hay quien atribuirá este repunte en los datos a las inclemencias del tiempo, que ha jalonado la Península de lluvias, vientos y nieves. Sin embargo, lo ocurrido reavivará el debate sobre la eficacia del carné por puntos. Su entrada en vigor en julio produjo un descenso en las cifras de siniestralidad, pero este efecto se ha ido atenuando y, como ha ocurrido en otros países, quizá ya se haya agotado. La DGT, siempre presta a cargar sobre las espaldas de los conductores la responsabilidad de las cifras de muertos, debe revisar algunos aspectos de su estrategia. Las autoridades deberían, por ejemplo, mejorar el asfalto y la señalización, eliminar los puntos negros que aún quedan en nuestras carreteras y esmerar el control en las vías secundarias, donde se produce el 82% de las muertes. Y usar los radares para evitar accidentes, no sólo para llenar las arcas del Estado.
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