Escoger la vivienda en función de su proximidad con los colegios en los que se pretende matricular a los hijos. Las familias siempre se han regido en mayor o menor medida por esta idea a la hora de asentarse. A partir de ahora, no sólo será ésta una cuestión de comodidad -al menos en Barcelona-. El Consorci d'Educació de la ciudad ha convertido la cercanía entre domicilio y escuela en el principal criterio para adjudicar una plaza en un centro público o concertado. Para ello, ha creado unas nuevas zonas de proximidad que pretendían otorgar las mismas posibilidades de elección a todos los padres, pero que han logrado todo lo contrario.
Así, el periodo de preinscripción escolar para el curso 2007-2008, que hoy comienza, se ve salpicado por otra polémica, la de los nuevos criterios de proximidad, que se suma a la generada por la negativa de la Generalitat a incluir en la hoja de preinscripción una casilla para especificar si se prefiere que los hijos reciban la enseñanza en castellano en catalán; o a la eliminación de los puntos extra para niños con necesidades especiales y familias numerosas.
Y es que el nuevo mapa escolar elaborado por el Consorci d'Educació de Barcelona tiene unas fronteras muy diferentes a las de su predecesor. Hasta ahora, los progenitores con hijos de tres años -es decir, por escolarizar- tenían preferencia para matricular a los niños en los centros educativos que se encontraran en su mismo distrito, si eran concertados, o en su misma área censal -una zona ficticia que correspondía a, aproximadamente, un tercio del distrito- si eran públicos.
El nuevo decreto busca acabar con situaciones absurdas como las que impedían a residentes en zonas limítrofes matricular a sus hijos en escuelas cercanas ubicadas fuera de su distrito o área censal. El sistema, pionero en España, divide la ciudad en manzanas y establece áreas de proximidad que pueden incluir zonas de diferentes distritos. No obstante, cuenta con una peculiaridad que genera desigualdades. La norma dice que cada familia podrá elegir entre los seis centros más cercanos a su domicilio. Tres públicos y tres concertados. Si lo hace, se le otorgarán 30 puntos en el sistema de baremación para la admisión de alumnos, la máxima prima, y, por lo tanto, tendrá la plaza prácticamente asegurada.La cuestión es que en determinadas zonas de Barcelona escasean centros concertados y, en otras, públicos; con lo que, en numerosos casos, el área de proximidad se amplia hasta cubrir la cuota de tres escuelas públicas y tres concertadas incluyendo nuevos colegios y sobrepasando, por consiguiente, los seis preestablecidos.
Diferencias abismales
De las casi 14.000 familias barcelonesas con hijos a escolarizar, el 48% podrá escoger entre las seis escuelas estipuladas, el 26% entre siete, el 11% entre ocho y el 13% entre más de ocho.
Al trasladar estos porcentajes al mapa nos encontramos con diferencias abismales. Así, por ejemplo, alguien que viva en la calle Doctor Carulla, 63, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, podrá elegir entre 17 centros, 14 de ellos concertados; mientras que una familia de la calle Massens 35, en Gràcia, tendrá que conformarse con tres públicos y tres concertados. Los padres de la calle Cisell, 19, en Sants Montjuïc, se encuentran en un término medio: tienen ocho opciones a su alcance, aunque, en este caso, cinco de ellas son públicas.
El gerente del Consorci d'Educació, Manuel Blasco, justificó estas diferencias, en el acto de presentación del nuevo mapa escolar barcelonés, refiriéndose a la «histórica concentración de escuelas concertadas en la zona alta de la ciudad». «Un padre no entendería que para ir a su centro pasara por tres que no le hubiéramos proporcionado», dijo Blasco; para después añadir que «en un 80% de los casos el mapa sigue unos criterios muy lógicos».
Sin embargo, un gran número de padres que tienen que afrontar este año la escolarización de sus hijos no está en absoluto de acuerdo con las palabras del gerente del Consorci. Un firme opositor al nuevo sistema de adjudicación de plazas es Dret a Escollir.Constituida a partir de las firmas de 48.000 familias catalanas, esta plataforma exige la rectificación del mapa. Joan Garriga, el coordinador de la agrupación, critica la diferencia de escuelas a escoger según la ubicación del domicilio y asegura que la medida «intenta proyectar un equilibrio ficticio entre la escuela pública y la concertada». Garriga afirma, además, que «va contra la libertad de los padres para escoger centro en función de su proyecto educativo» y señala que uno de los puntos de fricción puede ser la religión.En la selección de las escuelas sólo se tiene en cuenta su carácter público o concertado, por lo que puede darse el caso de que las tres concertadas sean religiosas o que ninguna de ellas lo sea.
Dret a Escollir considera que, dadas las circunstancias, lo mínimo que debería haber hecho el Consorci d'Educació de Barcelona era haber iniciado el periodo de preinscripción meses atrás para responder a las objecciones de los progenitores y poder realizar rectificaciones en función de las peticiones realizadas.
