VICTOR DE LA SERNA
Acaba de declarar Nicolas Sarkozy que José Luis Rodríguez Zapatero está entre las personas que le han influido políticamente. Dada la distancia ideológica entre los dos, puede sorprender la afirmación. Pero no tanto si se lee lo que el candidato a la Presidencia francesa añadía el otro día: «Zapatero posee la ciencia de la opinión». Es decir: Zapatero sabe cómo caer bien y convencer, y eso -concluimos nosotros- es merecedor de envidia. Sana, sin duda.
Y es que el candidato conservador tiene todos los motivos para admirar a quien, como si estuviese recubierto de teflón, sabe desviar todo lo negativo, incluso lo que él mismo ha generado, y presentarse limpio de polvo y paja ante una opinión que no le da la espalda ni tras los mayores traspiés políticos. Mientras tanto, Sarkozy tiene que enfrentarse con la enemiga de los medios de comunicación, que siguen remachando, pocas semanas antes de los comicios, que es poco fiable y da genuino miedo, citando profusamente ejemplos de su carácter, al parecer volátil, voluble y violento.
Así, el politólogo francés Dominique Moïsi analizaba en detalle, en El País, las, para él, crecientes posibilidades de François Bayrou, el centrista que es el tercer hombre de la contienda electoral: «Inspira más confianza que Sarkozy y parece más competente que Royal. En circunstancias normales, eso no sería suficiente para Bayrou, pero hoy, en ambos lados del espectro político, los adversarios de los principales candidatos parecen dispuestos a unir fuerzas con él y traicionar a sus respectivos campos».
Aunque Sarkozy se presenta como candidato liberal, dispuesto a revitalizar las ganas de trabajar de los franceses incentivando la libre empresa, tampoco parece que tranquilice al medio capitalista por excelencia en Europa, el Financial Times londinense, cuyas informaciones sobre el político francés han ofrecido en fechas recientes todo un florilegio de titulares poco encomiásticos: «La postura de Sarkozy sobre los pedófilos causa alarma», «Sarkozy ofrece una promesa críptica sobre impuestos a las empresas», «Bruselas, aterrada ante la retórica de Sarkozy», «Los rivales de Sarkozy se aprovechan del tibio apoyo de Chirac a su candidatura», «Una Royal revitalizada acentúa la presión sobre Sarkozy»...
Las más recientes informaciones siguen indicando que Sarkozy es el primer favorito a ocupar finalmente la Presidencia tras las dos vueltas de las elecciones. Se puede barruntar, vistos los precedentes, que este hombre complejo, menudo y conservador puede correr durante su mandato la misma suerte, poco favorable, en la prensa que otro hombre complejo, menudo y conservador: José María Aznar.
En medio de todo ello, llega la BBC, nos muestra una entusiasta recepción a Sarkozy en Aviñón, y en ella a un viticultor de 28 años, Baptiste Grangeon, que afirma: «Es el único que puede salvar a Francia. Mucha gente ha olvidado lo que significa trabajar, y necesitamos a alguien que nos lo recuerde». ¿Estaría borracho el viticultor?
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