Martes, 10 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6323.
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Un hermano de 'El Chino' no reconoce su voz en el vídeo reivindicativo
JOAQUIN MANSO

MADRID.- Yusef Ahmidan, uno de los hermanos menores de El Chino, ya no tiene claro que la voz que se escucha en el vídeo reivindicativo de la matanza del 11-M sea la de Jamal Ahmidan. En su declaración en la fase de instrucción, dijo estar seguro «al 80% o al 85%». Ayer, en su declaración ante el tribunal, dijo no recordar que hubiese hecho esa afirmación.

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La fiscal pidió que se le exhibiesen esas imágenes, para disgusto del testigo, que no quería verse en ese trance. El presidente del tribunal le conminó a escuchar el sonido de la grabación si no quería mirar. Cuando lo hizo, indicó que no podía decir con seguridad que la que se escuchaba fuera la voz de su hermano: «No lo tengo claro».

Previamente, había declarado que, tres días después de los atentados, El Chino le aseguró que las personas que estaban apareciendo en los periódicos como relacionadas con la masacre -entre otras, Jamal Zougam- «son inocentes, y se las están llevando por la cara».

Sí reconoció que Jamal Ahmidan llamó el 3 de abril de 2004, en los minutos previos al suicidio de Leganés, a su madre y a su hermana Latifah para decirles que «iba a inmolarse» y para «pedirles perdón por todos los errores que pudiera haber cometido con su familia». La fiscal le recordó entonces que ante el juez instructor había relatado que lo que dijo El Chino fue: «Me quedan nueve minutos para reunirme con Dios». El testigo señaló que no lo recordaba, pero que podía haber sido así.

En comisaría

Explicó entonces que llamó a la Policía, y que unos agentes le trasladaron a una comisaría, donde le comunicaron que su hermano se había suicidado.

Antes que Yusef, había declarado el hermano mayor de El Chino, Mustafá Ahmidan. Éste aclaró que el islamista le había confesado que estaba implicado en la matanza varias jornadas después de que esto ocurriera. Precisó, además, que otro de los suicidas, Rachid Oulad Akcha, le había dicho: «Pídele a Dios que no nos cojan vivos».

También explicó que El Chino había admitido que el atentado era obra de «gente del barrio», en alusión a su lugar de procedencia en Tánger (Marruecos).

Asimismo, relató una visita de Jamal en la que comentaron las imágenes en los trenes. Según su testimonio, El Chino le dijo que las detenciones que se estaban produciendo eran «injustas» y que no le parecía mal lo que había ocurrido: «¿No ves a tus hermanos que están muriendo también en Irak?».

Otro de los testigos de ayer fue Emilio Gil Criado, el conserje que denunció la aparición del Skoda Fabia. Según dijo, el vehículo estuvo «dos o tres semanas» mal aparcado, ocupando parte de un vado. La Policía, añadió, lo sancionó «dos o tres veces» y explicó que no se lo podían llevar porque no constaba como robado.

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