De hecho, en la reunión, el líder socialista y presidente del Gobierno, apoyado por su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió que se aparte del debate público y, especialmente, de esa campaña electoral el asunto del terrorismo.

Dijo que es mejor no hablar en público de ese tema, aunque el Gobierno tendría toda la legitimidad para hacerlo y, por eso, no se hizo mención expresa en la Ejecutiva de ayer al último comunicado amenazante de ETA.

La tesis de Zapatero, no expuesta ayer en la Ejecutiva, es la de que las cosas en la lucha contra el terrorismo pueden ir a peor, precisamente porque el Gobierno mantendrá la presión y la firmeza frente a Batasuna y ETA.

La organización terrorista amenazó con volver a a atentar si no se permite la presencia de Batasuna en las elecciones, y el presidente ya ha reiterado que aplicará en todo caso la Ley de Partidos.

De hecho, altos cargos de la Administración y del partido han recibido indicaciones para reforzar las medidas de autoprotección, y el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, emplazó ayer a Batasuna en la rueda de prensa posterior a la Ejecutiva a optar entre «las bombas o los votos».

«Las reglas de juego no las fijan los encapuchados, sino la ley, y si Batasuna quiere participar en las próximas elecciones municipales deberá abandonar el paraguas» de la banda terrorista, añadió el número dos socialista.

En respuesta a la amenaza de la organización terrorista, Blanco aseguró que «haga lo que haga ETA, no tiene ninguna posibilidad de imponer sus condiciones al Estado democrático».

Dentro de la Ejecutiva sólo se hizo alguna mención genérica a cómo los acontecimientos hacen que se caiga el discurso del PP que habla de cesiones a ETA, mientras que la organización terrorista anuncia la vuelta a los atentados.

Zapatero encabezó la tesis de que en las elecciones del 27 de mayo lo más importante son los candidatos a alcaldes y a presidentes autonómicos.

De hecho, el PSOE, por primera vez en su historia, tendrá eslóganes y campañas diferenciadas en cada una de las comunidades, precisamente, para poner el foco en esa condición de elecciones limitadas a territorios concretos.

El líder socialista y presidente del Gobierno habló expresamente de ofrecer «expectativas de futuro» a los ciudadanos y que los dirigentes nacionales del partido apoyen a los candidatos locales con balances de gestión. En ese capítulo de gestión se incluyen, sobre todo, los asuntos de políticas sociales.

Blanco resumió en la rueda de prensa ese mensaje al señalar que «nadie tiene derecho a secuestrar estas elecciones con temas que no tocan» y al asegurar que los dirigentes nacionales del PSOE en ningún caso «sustituirán a los candidatos como pretenden quienes quieren que estas elecciones sean las primarias de otras que se celebrarán cuando toque», en referencia a las generales previstas para marzo de 2008.

El PP, lejos del centro

El secretario de Organización habló en la rueda de prensa posterior de perspectivas positivas del PSOE ante esas elecciones y construyó un discurso que, sin citarlo expresamente, se basa en parte en los datos de la encuesta de Sigma Dos publicada el domingo en EL MUNDO.

Ese sondeo, que ha sido visto con satisfacción por la dirección socialista, muestra que los ciudadanos sitúan al PP alejado del centro y a Mariano Rajoy con una valoración muy baja.

El análisis del PSOE es que ese sondeo, junto con los internos del partido, indica que la tensión política que ha utilizado el PP en los últimos meses se puede volver contra el partido de Rajoy, porque los ciudadanos castigan la crispación. Esto lo resumió luego Blanco en la rueda de prensa con varias frases como la que aseguraba que el PP «está más a la derecha que nunca» y que puede convertirse en un partido con un «papel residual» como el que tuvo AP durante la Transición.