Casi dos meses recluidos en una nave de pescado, sin nada que hacer, 57 días encerrados entre cuatro paredes sin ninguna información sobre su situación administrativa o acerca de su futuro paradero. Peor que en una cárcel o en cualquier centro de internamiento español. Ésa es la situación en la que se encuentran los últimos 23 inmigrantes del barco Marine I que todavía permanecen en el puerto de Nuadibú (Mauritania), según denuncia Médicos del Mundo.
Tanto esta ONG como el colectivo Queda la Palabra exigieron ayer al Gobierno el traslado urgente a España de este grupo de inmigrantes por razones humanitarias, ya que comienzan a presentar problemas de salud mental.
La desesperación de estos 23 sin papeles de origen asiático es tal que el pasado viernes comenzaron una huelga de hambre, que se prolongó hasta el domingo, para exigir una salida a su situación. Los inmigrantes abandonaron el ayuno tras reunirse con el agregado del Ministerio del Interior en Mauritania, Luis Mayandía, quien les informó de las alternativas que se barajan para ellos. Tras las negociaciones con el enlace de Interior, los sin papeles aceptaron la opción de ser trasladados a un tercer país africano, ya que se niegan rotundamente a regresar a sus naciones. Los testimonios de los inmigrantes, que dicen proceder de la Cachemira india, recabados por las personas que les atienden no dejan lugar a dudas: «Tengo miedo. Si me van a llevar a mi lugar de origen, por favor, ponme una inyección, mátame. Así, el miedo habrá acabado».
En un principio, estaba previsto que estos 23 asiáticos fueran enviados a Melilla y así, zanjar de una vez por todas la crisis del Marine I, pero tras la publicación de la noticia en EL MUNDO el traslado se paralizó. En la actualidad, el Gobierno descarta enviar a los asiáticos a España y está buscando un país africano que esté dispuesto a acogerlos.
Insomnio y estrés
Mientras tanto, el estado de los inmigrantes se va deteriorando. «No nos preocupa tanto su salud física, porque son muy fuertes, como su salud mental. Están sufriendo problemas psicológicos que se manifiestan en crisis de ansiedad y, en general, se encuentran en un estado continuo de angustia que les provoca cefaleas, insomnio y estrés», declaró ayer la coordinadora de Médicos del Mundo en Nuadibú, Pino González.
Desde el colectivo Queda la Palabra acusan al Gobierno español «de haber presionado, amenazado e incluso torturado psicológicamente a los inmigrantes» para que aceptasen la expulsión a sus países. También denuncian que los otros 346 sin papeles que viajaban a bordo del barco Marine I no se acogieron a la repatriación voluntaria, como relata la versión oficial, sino que fueron coaccionados para que aceptasen su deportación.
«En casi todos los testimonios se repite que la Policía española les amenazó con que iban a ser devueltos a su país esposados y con la misma ropa sucia, si no aceptaban ser repatriados. Este grupo de 23 personas que se negó a la supuesta repatriación voluntaria fue separado del resto en una habitación e incluso se les negó la posibilidad de ir a orinar», indicó ayer Jesús Hidalgo, portavoz del colectivo Queda la Palabra. Este conocido activista en la defensa de los derechos humanos, lleva 27 días en huelga de hambre para protestar por esta crisis humanitaria.
Tanto este colectivo como Los Verdes y otras 50 organizaciones han presentado una denuncia ante la Fiscalía General del Estado en la que piden que se depuren las responsabilidades del Gobierno español «por su impresentable y bárbara gestión durante la crisis del buque Marine I».