Este gato que vuelve al Real no es como los otros gatos con botas de siete leguas. No es sólo por el traje rosa chicle, las pompas, los tacones de aguja que le sobresalen como una provocación del calzado o la ausencia de sombrero en su cabeza. Ni siquiera es porque el gato sea en realidad una gata y, además, mezzosoprano. El equipo formado por Agatha Ruiz de la Prada y Emilio Sagi, la primera a cargo de la escenografía y el decorado, y el segundo, de la dirección de escena, crearon en 2005 una estética difícil de olvidar.
Por esto mismo y por el éxito obtenido en su sede, el Teatro Real retoma la versión de El gato con botas que estrenara la temporada pasada. El maestro Josep Vicent estará una vez más al frente de la Orquesta-escuela de la Sinfónica de Madrid.
Los colores estridentes que sobresalen en el vestuario de los personajes, y el propio decorado, entran por los ojos como la música concebida por el compositor Xavier Montsalvatge (1912-2002) lo hace por los oídos. Este espectáculo no fue concebido ni para mayores, ni para niños, sino para toda la familia (recomendado para mayores de seis años).
No en vano, Emilio Sagi insistía en calificar la producción como una «joya operística». Esta «ópera de magia en cinco cuadros», como la denominaban sus autores, está inspirada en la versión estrenada en el Liceo de Barcelona allá por el año 1948, aunque antes de su aparición la pasada temporada en el Real había permanecido dormida en los laureles. Constituye la primera ópera de Montsalvatge, que se prodigó poco en este género. El músico catalán expresaba sus dudas respecto a la creación de óperas al afirmar que, «para el compositor la ópera significa la prueba suprema que puede planteársele, puesto que el hecho musical debe responder estrechamente a una realidad literaria, sociológica, dramática e histórica», y que sólo el público podía determinar si el compositor había o no logrado esos objetivos.
Durante su carrera compuso más de un centenar de títulos que abarcan todos los géneros musicales, desde el sinfónico hasta el ballet y la música para cine. En esta partitura realiza claras alusiones a Ravel o Falla e incluso al propio Stravinsky, y se permite algún que otro guiño a la música del siglo XVIII, igual que el libreto que escribió Néstor Luján, basado en el cuento homónimo de Perrault. El escritor francés, pionero en el género de cuentos conocido como «de hadas», escribió la historia de este seductor felino que convertía a su amo, un pobre molinero, en un rico marqués realizando todo tipo de triquiñuelas.
El reparto está formado por Marisa Martins en el papel del famoso gato, un personaje que se va transformando hasta convertirse en un gran seductor, y que fue concebido con tanta ambigüedad por el compositor español que sólo podía ser representado por un personaje femenino, como admitía Sagi. María Luz Martínez actúa en el papel de la princesa, y David Menéndez lo hace en el del Molinero.
El rojo, el rosa y el amarillo priman sobre el discreto color pastel. Ninguno de los diseños que ha creado Agatha Ruiz de la Prada fueron concebidos para pasar inadvertidos. Una ópera «hipersexy», repleta de balones, michelines, letras redondas y pompas de jabón, como la definió la diseñadora en su momento. Una aventura musical que trazan los más pequeños a lomos del famoso gato y que incluye no sólo arias, recitativos y duetos, sino mucho baile y fiesta.
Coproducida por el Real, el Liceo de Barcelona, la Opera de Oviedo y la Asociación Bilbaína de Amigos de la Opera, la producción repetirá en la sala principal del coliseo madrileño los días 12 y 14 (esta última fecha con un doble programa de mañana y tarde), antes de viajar, este mismo mes, al Auditorio Padre Soler de la Universidad Carlos III de Madrid, en Leganés, donde se ofrecerán tres funciones para centros educativos los días 18, 19 y 20 de abril y una más, para el público familiar en general, el 21 de este mismo mes.
El gato con botas.
En el Teatro Real (plza. de Isabel II, s/n). Esta tarde y pasado mañana, a las 19.00 horas. El 14 de abril a las 12.00 y a las 18.00 horas.