I. G.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, tiene fama de no morderse la lengua, de decir lo que piensa sin tapujos. Ayer lo demostró una vez más y cargó las tintas contra el Kurdistán iraquí, al que acusa de aprovechar el caos que reina en Irak para obtener su segregación y atizar a la vez el independentismo kurdo en el este de Turquía. «(Su líder, Massoud) Barzani se verá aplastado por sus propias palabras. El precio para ellos (los kurdos iraquíes) será muy alto», dijo.
Erdogan no habló de un castigo en concreto pero recomendó a Barzani, que el pasado sábado amenazó con «crear el caos en Diyarkabir y otras ciudades del sureste de Turquía», que cuide más su lenguaje de aquí en adelante. Y si no lo hace, EEUU entrará en juego. El ministro turco de Exteriores, Abdulah Gül, ya ha informado a su homóloga Condoleezza Rice del contenido de las declaraciones vertidas por el líder kurdo. Con todo, Barzani no piensa amedrentarse, y ayer pronosticó un Estado kurdo de aquí a 10 o 15 años.
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