Manuel Conthe, presidente de la CNMV, insistió ayer en que no va a dimitir hasta que el PSOE acepte su comparecencia en el Congreso. La respuesta no tardó en llegar: José Blanco reiteró que su partido no lo va a permitir, calificando de «patéticos» los intentos del PP de buscar una mayoría alternativa para que Conthe pueda acudir a la Cámara.
Lo que Blanco no explicó es por qué el Gobierno y el PSOE niegan a Conthe el elemental derecho de un alto cargo institucional a comparecer cuando Zapatero se cansó de decir que iba a hacer del Parlamento el centro de la vida política y de glosar las ventajas de las democracias deliberativas.
Conthe ha sido testigo privilegiado de la pugna por el control de Endesa y lo único que pide es poder informar al Parlamento sobre cómo se ha desarrollado esta operación y las posibles vulneraciones de la ley que como regulador ha detectado. Tiene no sólo el derecho sino además el deber de hacerlo como responsable de la transparencia del mercado bursátil.
Pero el PSOE se niega, arremete contra tirios y troyanos y formula juicios de intenciones contra los que exigen información sobre la operación que va a permitir a Enel y Acciona tomar el control de Endesa.
No hay que ser un experto para saber que, desde el anuncio de la frustrada OPA de Gas Natural, el Gobierno ha sido beligerante e incluso ha torcido la legalidad para favorecer a sus aliados y frenar a E.ON.
Conthe haría un servicio a los intereses generales al analizar ante el Parlamento qué ha fallado y cómo se puede mejorar la ley de OPA. Y en ese empeño debería coincidir cualquier partido democrático, por lo que cada día que pasa se entiende peor la negativa del PSOE, que teme tal vez que la comparecencia de Conthe ponga en evidencia el favoritismo del Gobierno en el sector. O incluso algo peor.
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