Sr. Director:

Cada día me asombra más la osadía y el descaro de José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora dice que quiere una campaña electoral sin insultos, refiriéndose a los que, según él, «no tienen ideas». Supongo que quiere decir que las ideas las tiene sólo él.

Indiscutiblemente, tiene muchas, pero casi todas malas. Por citar sólo dos de las más brillantes, su política antiterrorista nos está llevando a una situación caótica, cuyo comienzo serio fue la voladura de la T-4, y su derogación del Plan Hidrológico Nacional nos brinda el espectáculo de pueblos y miles de hectáreas inundados, mientras las perspectivas de la España seca son dramáticas.

Juan M. Marzal. Galapagar (Madrid).

Basta de tropelías urbanísticas en Madrid

Sr. Director:

Corren malos tiempos para el medio ambiente en la Comunidad de Madrid. Muchas actuaciones de nuestros políticos en materia urbanística se han caracterizado por el poco respeto hacia el entorno natural y los derechos esenciales de los ciudadanos. Como ejemplos ilustrativos tenemos los planes urbanísticos de Alcorcón y Madrid capital. En Alcorcón se han eliminado numerosos árboles sin contar con la opinión de los agentes sociales, vecinos ni ecologistas que ha llevado al Defensor del Pueblo a investigar la oscura operación urbanística.

En Madrid capital, se han realizado numerosas talas que no han contado con los estudios necesarios, lo que ha llevado a la Unión Europea a investigar dichas actuaciones.

Necesitamos, pues, políticos que dejen a un lado intereses partidistas y especulativos, políticos que promuevan planes urbanísticos acordes con las necesidades reales de los ciudadanos y entiendan que el urbanismo es un asunto de todos.

Antonio Moreno Romero. Alcorcón (Madrid).

El trasvase del Ebro no es la solución

Sr. Director:

Pasada ya la riada de agua en la cuenca del Ebro tenemos la otra riada, la de las palabras, probablemente más devastadora que la anterior.

Es fácil, cómodo y barato caer en la más pura demagogia. Y no sólo eso, sino también en el desprecio casi insultante al considerarnos absolutamente insolidarios. Pero se cae en la demagogia por desconocimiento y se cae en el insulto por egoísmo, además de por olvido. ¿Sólo quieren el agua de las inundaciones? ¿Hacemos, pues, canales de quita y pon, ponemos cuando viene la riada y quitamos cuando termina? (porque sólo para una o como máximo dos inundaciones al año y no todos los años, sale demasiado caro cualquier otro sistema de canalización permanente). ¿Y dónde la guardarán? ¿O también harán pantanos de quita y pon?, ¿cuánta agua llegaría a su destino?, ¿quién, cuándo, cómo y a qué precio se limpiaría el cauce de la suciedad que arrastrarían esas aguas? Si el agua que quieren es, de verdad, ésa, que en buena hora se la lleven, pero no se lo aconsejo.

Es bien cierto que se desconocen los argumentos que la naturaleza creó por sí misma para poner los ríos donde los puso y los cauces donde están, de la misma manera que proporcionó playas al Levante (pudo hacer la costa mar adentro) y nos dejó a nosotros el desierto de Los Monegros (pudo hacernos un gran lago). Y nos olvidamos de las consecuencias de violentarla, desviando barrancos de agua (Biescas, 87 muertos); se olvidan de Rubí y otras rieras; se olvidan de las gotas frías (¿cómo no recogen esas aguas?); y, lo más punzante para nuestro sentimiento solidario, se olvidan los levantinos de la respuesta de Aragón con las terribles inundaciones de Valencia (luego se repitieron en Bilbao, con la misma respuesta aragonesa), hace ya bastantes años.

Por favor, para solucionar la escasez de agua en el Levante español, hay que estudiar seriamente otras alternativas. Y mientras, que dejen de tacharnos a los aragoneses de insolidarios, porque, de verdad, nos duele en el alma.

José Luis Felez. Zaragoza.

Rechazo a la publicidad de la DGT

Sr. Director:

Me gustaría saber por qué desde la DGT se arrogan el derecho a tutearme. No quiero que me traten de tú. Ni tienen el gusto de conocerme ni yo el disgusto de conocerlos a ellos. No quiero que me tuteen ni en su desagradable y agresiva publicidad ni tampoco en los pueriles carteles luminosos de las autovías (Porque te van a pillar, etcétera). En lugar de perseguir al automovilista, mejor harían en promover la mejora de las tercermundistas carreteras españolas, que son la causa principal de los accidentes. El país de Europa con menos muertes en carretera es Alemania, donde en el 70% del trazado no hay límites de velocidad. Por algo será. Que me olviden.

cartas.director@elmundo.es

Natalio Fernández. Madrid.