La Generalitat ha defendido siempre que para vivir y trabajar en Cataluña es imprescindible conocer el catalán.Una lengua que, en la actualidad, está en desventaja frente al castellano, según las premisas de las que parte el Govern para fomentar el uso del idioma entre los inmigrantes. Sólo así la integración será plena. Lo remarcó ayer el secretario de Inmigración de la Generalitat, Oriol Amorós (ERC), quien insistió en señalar que su departamento primará la enseñanza del catalán sobre el castellano entre la población inmigrante.
Tras comparecer ante todos los grupos del Parlament, Amorós señaló ayer que todos los inmigrantes deben alcanzar «las competencias básicas tanto en catalán como en castellano». Sin embargo, remarcó que «el catalán está en clara desventaja» por lo que «hay que hacer un esfuerzo en la equiparación del catalán» con el castellano.
Se trata, según matizó, de seguir lo que reza el artículo sexto del nuevo Estatut. En esta norma base se afirma: «La lengua propia de Cataluña es el catalán. Como tal, el catalán es la lengua de uso normal y preferente de las administraciones públicas y de los medios de comunicación públicos de Cataluña, y es también la lengua normalmente utilizada ocmo vehicular y de aprendizaje de la enseñanza».
«Acogida lingüística»
En esta misma línea, la Generalitat ha creado un plan de acción de Gobierno de 2008 a 2010 en el que se prevé la acogida lingüistica.Este apartado implica «ampliar la oferta de cursos [de catalán] a realizar en las sedes de las asociaciones de personas inmigradas».También se prevé «desarrollar los planes de acogida lingüística en el marco de los cuales se harán actuaciones en más de 125 municipios». Otro punto es el de «incrementar los cursos de catalán hasta adecuarlos a las necesidades de las personas recién llegadas».Y por último, se «proporcionará materiales formativos en catalán sobre el entorno y sobre las primeras necesidades».
La filosofía básica es, tal y como explicó ayer el secretario de Inmigración, la de «fomentar el catalán como lengua de oportunidades y de derecho social, y promover su aprendizaje y su uso, en especial en el mundo laboral». Del mismo modo se expresó la consellera de la que depende este departament, Carme Capdevila, titular de Acció Social i Ciutadania. «El catalán debe ser un punto de encuentro de los que hablan diversas lenguas», aseguró para añadir: «En Cataluña, quien hace el esfuerzo de aprender catalán, es rápidamente valorado».
Con todo, la lengua no es el único instrumento que se defiende desde la Generalitat para fomentar la integración de los extranjeros.La contratación en origen, la convivencia, las políticas sociales, la llegada de personas sin documentación... son algunos de los puntos que preocupan al secretario de Inmigración de la Generalitat y que ayer puso sobre la mesa del Parlament. Pero para todo ello, aseveró Amorós que es necesaria «la aceleración del traspaso de competencias» del Estado al Govern.
El camino pasa, indicó, por aprobar un pacto nacional por la inmigración, el principal objetivo de la secretaría durante esta legislatura. El pacto, que deberá ser consensuado con todos los partidos políticos y todos los agentes implicados en el fenómeno migratorio, no podrá ser aprobado hasta pasadas las elecciones generales. Lo advirtió Amorós, quien recordó que «ante el actual clima político» habrá que esperar a que no haya comicios ni intereses electorales para aprobar el plan.
Y es que recordó la necesidad de definir estas políticas puesto que en Cataluña, según los datos presentados por Amorós ayer en el Parlament, vive el 22% del total de los más de cuatro millones de inmigrantes residentes en España. Pese a que desde 2005 se ha vivido cierta moderación en la llegada de extranjeros, el número de personas que vive en Cataluña sin la documentación en regla puede ser de 356.000 personas, si se cuenta la diferencia entre los permisos de residencia y el padrón municipal. La mayor parte de los inmigrantes que viven en Cataluña proceden de Marruecos, seguidos por los ecuatorianos, los rumanos y los bolivianos.El 18,8% se concentra en las comarcas gerundenses, mientras que en el ámbito metropolitana barcelonés vive el 13,1% de los inmigrantes.
Defensa a la política lingüística
BARCELONA.- Varios miembros del Govern se reafirmaron ayer en la política lingüística que se lleva a cabo en Cataluña. El portavoz del Govern y conseller de Política Territorial i Obres Públiques, Joaquim Nadal, aseguró que el proceso de preinscripción escolar iniciado ayer otorga a los padres «plenas garantías» para que escolaricen a sus hijos en la lengua que quieran «más allá de lo que diga el impreso».
Nadal se refería así a las críticas que señalan que los impresos de preinscripción no contienen una casilla en la que especificar la lengua en la que los padres quieren que se les dé clase a sus hijos.
El conseller aseguró que esta cuestión «a ojos del Gobierno catalán no es un problema, aunque haya quien quiera que lo parezca», y se negó a «entrar en polémica» sobre esta cuestión.
Ciutadans (C's) criticó que el Departament d'Educació «no haya previsto» en la hoja de preinscripción de enseñanza primaria y secundaria la posibilidad de que padres y tutores «puedan pedir la escolarización en la lengua habitual de los niños» en la primera enseñanza. Además, constató «varias sentencias» del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya «obligando» a la Administración a incluir en la hoja de preinscripción la posibilidad de que padres y tutores pidan la escolarización en castellano, catalán o en dos lenguas oficiales de Cataluña.
Por otro lado, el conseller de Relacions Institucionals, Joan Saura, también reafirmó ayer la política lingüística de la Generalitat ante lo que lo que podría ser «una nueva batalla» del PP en contra de Cataluña, en alusión al reportaje de Telemadrid que busca demostrar la discriminación del castellano en Cataluña.
Saura subrayó el Govern continuará con la política de normalización lingüística y de inmersión lingüística, que ha sido «avalada en repetidas sentencias por el Tribunal Constitucional», recordó, «nosotros no cambiaremos nuestra política».