El juez considera que los hematomas que una mujer china causó a su hija pequeña con la presunta intención de sanarla son constitutivos de un delito.
Así lo valora el titular del juzgado de instrucción número 24 de Barcelona, Josep Majó, en un auto por el cual acuerda el procesamiento de la acusada a la espera de conocer la posición de la Fiscalía.
El juzgado confirma así la intención inicial de depurar responsabilidades por la presunta agresión de la mujer a su hija, de cuatro años de edad, más allá del supuesto desconocimiento de que estuviera cometiendo una ilicitud, tal y como alegó la defensa.
La joven, aunque es de origen chino, lleva muchos años residiendo en España, donde se ha instalado con la familia y donde trabaja plenamente integrada. Esta circunstancia refuerza el criterio del juzgado respecto a que se ha de imponer el principio de territorialidad, esto es, que se han de perseguir las actuaciones cometidas en el ámbito de aplicación del Código Penal pese a que en otros lugares no estén castigadas.
Sería, en este sentido, un principio como el que se aplica contra las prácticas de ablación de clítoris, que son perseguidas en nuestro país pese a que en algunos países de Africa no son delictivas.
La mujer señaló ante el juez que sólo había querido mitigar el dolor de su hija utilizando una técnica tradicional oriental, que consiste en someter a pellizcos la espalda. Sin embargo, la práctica, que está documentada como el gua-sha, un masaje terapéutico que consiste en rasgar la piel de la espalda con una piedra de jade para revitalizar y quitar el dolor del paciente, debería de ser realizado por expertos en la materia.
El caso se detectó en el servicio de urgencias del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona a principios de febrero. La niña había ingresado por una bronquitis, y los médicos que la atendieron se alarmaron al observar el estado amoratado de su espalda, poniendo los hechos en conocimiento de la policía y abriéndose enseguida una investigación judicial.
Aunque la Fiscalía solicitó que retiraran la custodia de la niña a la acusada, el juez rechazó la pretensión por entender que no había habido «mala fe» en la actuación de la madre.
No es la primera vez que la puesta en práctica de terapias orientales como ésta acaba en el juzgado. Se da la circunstancia de que hace unos años se filmó un largometraje chino titulado «El tratamiento de Gua-sha» y que cuenta las vicisitudes de un anciano chino que es acusado de malos tratos por practicar a su nieto un masaje tradicional. En la película, una denuncia del hospital también pone en marcha el proceso.