ESTRASBURGO.-
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha negado a la británica Natallie Evans la posibilidad de tener un hijo con embriones congelados fecundados por su antigua pareja, que ha expresado su deseo de no ser padre en esas condiciones.
La llamada Gran Sala del Tribunal de Estrasburgo dio a conocer ayer una sentencia que ratifica la adoptada en primera instancia por otra sala de esa misma Corte y que supone la derrota legal de la británica Natallie Evans.
La mujer alegaba que la implantación de esos embriones congelados hace varios años era la única posibilidad de ser madre biológica, puesto que hace unos años padeció un cáncer por el que le fueron extirpados los ovarios, informa Efe.
En julio de 2000, Natallie y su entonces pareja se sometieron a un tratamiento de fertilidad durante el cual los médicos descubrieron que ella tenía un cáncer de ovarios.
Antes de que le fueran extirpados, la pareja decidió fecundar unos óvulos y crear unos embriones que fueron congelados en una clínica especializada a la espera de que, transcurrido un tiempo, le pudieran ser implantados en su útero.
En mayo de 2002, la relación terminó y su ex pareja hizo saber a la clínica que revocaba la autorización para la implantación de esos embriones, por lo que Evans inició un proceso judicial en Gran Bretaña.
Dos tribunales de su país rechazaron su petición de poder recibir los embriones y la clínica anunció entonces su intención de destruirlos. La mujer recurrió al Tribunal de Estrasburgo, que en dos ocasiones también ha descartado sus argumentos, con la particularidad de que la sentencia de ayer es definitiva.
Integrada por 17 magistrados, la Gran Sala ha respaldado la actuación de los tribunales británicos, de los que dice que han aplicado adecuadamente una legislación que es conforme al Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Tras conocer el veredicto, Evans se mostró «afligida» por el rechazo y afirmó en un comunicado que es «muy duro» aceptar que «nunca» será madre. Por su parte, su anterior pareja sentimental, expresó su alivio por el fallo y consideró que «el sentido común ha prevalecido».
|