Miércoles, 11 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6324.
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No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas (Friedrich von Schiller)
 COMUNICACION
EL VOYEUR
Mal teatro, actores planos
CARLOS BOYERO

En el cansino debate de El sexto sentido entre sociatas y peperos jóvenes y dialogantes, no quemados, con goloso porvenir, en los que no podrías distinguir por su apariencia, lenguaje y modales a cuál de las dos Españas pertenecen, uno de ellos asegura que la gente está harta del aluvión de verborrea y consignas con el que les castiga la clase política. Doy por supuesto que él se considera no contaminado por la pesadísima enfermedad de sus colegas, que posee datos humanistas e incontestables sobre el hastío que siente la calle ante el discurso monotemático, previsible, exasperante y plasta de sus colegas de profesión. Pero sólo es un pretexto dialéctico, apelando a eso tan socorrido y abstracto de la gente, para seguir con el mismo rollo desvelándonos la insobornable identidad de los buenos y de los malos.

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Constato con pasmo que a lo largo de mi vida he elegido, disfrutado y padecido la amistad de personas que se dedicaban a las profesiones más variadas, ortodoxas o heterodoxas, incluso algunas de ellas delictivas, pero jamás he tenido un amigo con titulación y carné de político, o sea, que todo son cábalas y fabulaciones por mi parte acerca de la auténtica naturaleza y el comportamiento privado de esos extraños seres humanos. Y entiendo que comen de ello, de dedicar su sacrificada vida a lograr la felicidad del prójimo, de velar por la salud y la moral de la sagrada cosa pública, de seguir disciplinadamente las directrices del mando, de decir lo conveniente, de recitar incansablemente y sin tentaciones de improvisación el estratégico guión.

Vale, es su curro. Lo que me escandaliza es que exista demanda ante oferta tan poco imaginativa, tan mediocre, tan aburrida. Sería que dispongan de tan extenuante tribuna pública si los espectadores estuvieran hastiados, si el espectáculo les resultara intolerable. Pues eso, que será verdad que expresan los sentimientos del pueblo, la poderosa realidad. ¿Y qué hacemos los alienígenas? Pues lo de siempre: jodernos y aguantarnos.

El tal Otegui, que al parecer también se dedica a la política, no aparece en debates, pero su desagradable imagen ha logrado el protagonismo absoluto. A su hipnótico lado, hasta Zapatero y Rajoy parecen secundarios de lujo. Es imposible encender la radio y la tele sin encontrar su voz y su careto. Yo no encuentro ni un gramo de atractivo en su oratoria ni en sus contenidos, ni en su expresividad ni en sus dones interpretativos. Pero algo mágico y adictivo debe de tener el vasco heroico para fascinar tanto a los micrófonos y a las cámaras, cuando todos los medios de comunicación se desviven porque el defensor de los oprimidos chupe sin tregua el codiciado primer plano.

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