ASUNCION SERENA. Especial para EL MUNDO
PARIS.-
El grupo francés PPR ha sorprendido al mercado al anunciar la compra, por 5.300 millones de euros, de la marca deportiva Puma, algo a desmano de sus actividades habituales: el lujo (Gucci, Yves Saint Laurent, Balenciaga, Alexander McQueen o Boucheron) y la distribución (Fnac, Conforama o Redcats), pero su presidente, François-Henri Pinault, ha justificado esta decisión asegurando que la operación supone «una nueva oportunidad de desarrollo para PPR y una etapa importante en su estrategia de crecimiento rentable». Su objetivo es convertir la firma Puma en «una marca emblemática mundial del sport lifestyle», categoría que ostenta a mucha distancia Nike, seguida de lejos por Adidas.
PPR ha adquirido un 27,1% del grupo bávaro pagando 330 euros por acción, y tiene la intención de lanzar una OPA amistosa sobre el total del paquete accionarial de la empresa.
Según un comunicado emitido por PPR, la dirección de Puma apoya esta oferta amistosa y tiene previsto recomendarla a sus accionistas una vez examinada la nota de la operación.
Puma se convertirá a partir de ahora en el más rudo competidor de Adidas, pero las dos marcas alemanas son dos viejas enemigas. Ambas son originarias de Herzogenaurach, localidad de Baviera en la que vivían los hermanos Dassler, herederos de la empresa de zapatos creada por su padre en los años 20. La concordia no debió durar mucho entre ambos pues a finales de los 40, Adolf Dassler, conocido como Adi, decidió lanzar su propia marca que bautizó con el nombre «Adi Das» (hoy pesa más de 8.600 millones de euros en Bolsa), mientras que su hermano siguió la misma aventura en paralelo bajo el nombre de «Puma Schuhfabril Rudolf Dassler».
Pinault ha desmentido todo rumor sobre el abandono de actividades menos rentables del grupo, como la Fnac o Conforama, afirmando que «el grupo no necesita ceder sus activos».
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