VICTOR ALVARGONZALEZ
Siempre nos ha gustado el sector de las energías alternativas. Aun así, no recomendábamos los fondos que invierten en las empresas que se dedican a esta actividad. Pensábamos que era más una recomendación voluntarista que estrictamente financiera. Una cosa es lo que a uno le gustaría y otra muy distinta que sea una buena inversión.
A finales de 2006 decidimos que se habían producido dos cambios que aconsejaban cambiar de estrategia. En primer lugar, se percibe una nueva actitud entre la clase política norteamericana, y no sólo en el partido demócrata. Es un cambio lógico. La situación en el mundo islámico es cada vez más inestable y no va a mejorar. Ahora la rivalidad es también interna (suníes contra chiíes). Tampoco es tranquilizadora la evolución política de otros países productores, como Venezuela, y se habla de una OPEP del gas. Proveedores así son los mejores aliados de las energías alternativas.
Otro cambio importante es el interés que muestra el capital privado por el sector. Ahora entre los más ricos es muy fashion invertir en energías alternativas. Bienvenida sea esta moda, porque cuando entra dinero y competencia empresarial es cuando se desarrollan las nuevas tecnologías, que es lo que lleva a que se abaraten los costes. A largo plazo ése es el factor fundamental porque, a mismo precio ¿quién no prefiere la energía más limpia? Y, finalmente, llega la confirmación financiera: invirtiendo este año en un fondo de energías alternativas se está ganando cuatro veces más que haciéndolo en el Ibex. El interés financiero unido al interés ecológico. Ya era hora.
Víctor Alvargonzález es consejero delegado de Profim, Análisis y Selección de Fondos.
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