Miércoles, 11 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6324.
ESPAÑA
 
LA SOMBRA DE LA BANDA TERRORISTA VUELVE A PROYECTARSE UN DIA MAS SOBRE EL JUICIO
Un policía declara que en el escombro de Leganés había papeles sobre ETA
Según un inspector jefe de la Policía Científica, los documentos pertenecían al policía nacional vecino de los islamistas Asegura que se devolvieron por orden judicial Nada de esto consta en el sumario
MANUEL MARRACO

MADRID.- El inspector jefe de la Policía Científica que se hizo cargo de los efectos del piso de Leganés reconoció ayer ante el tribunal del 11-M que en el desescombro localizaron documentos sobre ETA.

Según explicó el miembro del Cuerpo Nacional de Policía 17.597 a preguntas de la abogada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) Manuela Rubio, los papeles pertenecían a otro agente destinado en Información que vivía pared con pared -sin percatarse de ello- con los terroristas. «La documentación apareció en el piso de al lado, en el que vivía un compañero. Aparecieron restos de la documentación del compañero». No llegó a saber de qué trataba. «Se le devolvió al compañero con autorización judicial», dijo.

A la pregunta anterior, el inspector jefe había respondido que, «en principio, no se podía determinar con precisión de qué piso venían las cosas» que iban recogiendo.

También declararon ayer varios de los geos que resultaron heridos en el asalto a Leganés. Según explicó el jefe del grupo, este policía les informó de que su piso era como el de los terroristas y les permitió entrar para estudiarlo. Sin embargo, no le preguntaron si conocía a sus vecinos islamistas o cuántos había visto entrar y salir de la casa.

La documentación sobre ETA no aparece en el listado de efectos elaborado por la Policía Científica en el informe de inspección ocular. El siguiente testigo, también inspector de la Policía Científica, explicó que contaban con la autorización judicial para no incluir esos efectos en el informe.

También detalló, a preguntas del abogado de Rafá Zouhier, Antonio Alberca, el método para distinguir lo que era de los terroristas de lo que era de su vecino el policía: «Basándonos en lo que nos decían los compañeros de Información. Además, creo que el propio compañero identificó los papeles de su propiedad».

La fiscal, que no había mencionado el asunto en el interrogatorio al primer inspector, sí encadenó unas preguntas-respuesta con el segundo:

- ¿Sabe si los efectos recogidos procedían sólo del piso de los terroristas?

- De todos los pisos afectados. Estaban en mezcolanza.

- ¿Sabe si afectó al contiguo?

- Sí.

- ¿Sabe a quién pertenecía?

- Creo que a un policía.

- Y que era de Información....

- No lo sé, creo que sí.

- ... y que tenía documentación...

- Sí.

- ... referente a su trabajo...

- Sí.

La fiscal se quedó tan satisfecha que casi concluye antes de tiempo. «Pues nada más. ¡Ah! no, perdón, que le tengo que preguntar sobre el resto de intervenciones».

El informe de la inspección en el que participaron los dos inspectores lo cierra la «muestra número 99», la bolsa de basura supuestamente abandonada por Bouchar en su huida. No la encontraron entre los restos los miembros de la Policía Científica, sino que se la entregaron otros policías, según se desprende del documento: «Una bolsa de basura de color gris conteniendo en su interior diversos envases de alimentos, tres cuchillas de afeitar, restos de fruta y varias bolsas de plástico. (Dicha bolsa fue entregada a los funcionarios actuantes por funcionarios de la Comisaría General de Información, los cuales manifestaron que la referida bolsa había sido abandonada por uno de los terroristas, que logró huir)».

El primer mando de la Policía Científica no sólo habló de Leganés. También de la furgoneta de Alcalá que él mismo ordenó enviar a la sede central. No pudo aclarar la hora de llegada del vehículo porque, frente a lo establecido en el control de acceso, ese día nadie registró la entrada de la furgoneta. Ya en el garaje de los Tedax, el inspector encontró la bolsa con los detonadores y el resto de explosivo.

En la sesión de la tarde, el jefe de los geos que rodearon a los terroristas explicó que intentó, al menos cuatro veces, convencerles de que salieran. «Respondieron todas las veces con disparos y con palabras». La memoria le alcanzó a citar textualmente. «Salid, mamones», les decían los terroristas entre numerosas referencias a sus madres.

Cuando empezaron a lanzar gas, las palabras se convirtieron en un cántico y llegó «el zumbío», como describió la explosión otro de los geos que resultaron heridos.

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