Miércoles, 11 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6324.
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 ESPAÑA
ASI LO CUENTAN
Un olvidadizo refuerza a los pecaminosos
VICTOR DE LA SERNA

La reanudación del juicio del 11-M después del interludio pascual llegaba precedida por el imponente despliegue informativo de 'El País', que el pasado fin de semana puso al fin gran empeño informativo en contar algo propio. Pero no sobre el 11-M, sino sobre cómo EL MUNDO lleva tres años inventándose malignamente una historia falsa que contradice injustificada y pecaminosamente la versión oficial de los hechos.

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Lo que sucede es que uno de los elementos fundamentales de las informaciones pecaminosas de EL MUNDO, que es el papel más que turbio de elementos policiales en Asturias, salía reforzado de la jornada del lunes con el testimonio del agente Víctor. El País lo resolvía airosamente: no consideraba dignas de figurar en ningún titular las confesiones del olvidadizo guardia civil, que ahora revela que un confidente ya le advertía en 2003 del tráfico de dinamita en Asturias. Había que ahondar hasta bien entrada la información de su cronista Pablo Ordaz para encontrarse con estas minucias: «Intentando tapar a la desesperada su ceguera con respecto a Zouhier, el agente llegó a telefonear a un jefe de la Guardia Civil en Asturias para que ocultara -o tal vez destruyera- una comunicación oficial en la que él mismo informaba de que Zouhier le había avisado en 2003 de que Antonio Toro -uno de los ahora procesados- estaba intentado vender 150 kilos de explosivos. Víctor quería taparla porque jamás se preocupó de aquello y la dinamita, aquella u otra pero puesta en circulación por las mismas manos, llegó trágicamente a Madrid».

¿Él no se preocupó? Pues al menos informó a la superioridad, ¿no? ¿Y no era esa superioridad la que debería haber hecho algo? (Versión bastante alambicada de lo mismo, en 'La Vanguardia': «Esa información, sin embargo, no fue procesada de forma útil y no se conoce que hubiera alguna investigación capaz de estorbar siquiera la preparación de los atentados»).

En 'ABC', tras muchos días de certidumbres, Germán Yanke se mostraba más circunspecto de lo habitual, al narrar las recuperaciones de memoria tras haberla perdido ante Del Olmo y/o el Congreso de los Diputados: «¿Por qué calló Mustafá? Por presiones familiares, dice. Por miedo, concluye. ¿Por qué lo hizo Víctor? Porque no lo recordó en ese momento o porque no se lo preguntaron. Ah, eso no, eso no se lo cree ni el presidente de la Sala. La omisión, dice el guardia, 'puede resultar rara'. Y tanto. ¿Por qué no dice, como Mustafá, que tenía miedo? Porque, la verdad, contarlo sería como aceptar que, entre informes y confidentes, entre muestras y amigos, da la impresión de que andaban más despistados de lo aceptable».

En la prensa también andan más despistados de lo aceptable.

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