Martes 10 de abril. Centro de Salud de Legazpi, Madrid. Mediodía, hora potente en cualquier martes, hora desierta en este martes de reivindicaciones con bata. Hoy no hay nadie a este lado del mostrador de las citas previas. No hay colas, ni abuelos remirando su papel y el panel, ni madres con crío y cochecito. Tras la ventanilla, tres funcionarios viven el milagro del casi silencio, que telefonazos para pedir consulta sigue habiendo en esta centralita caliente del sur de Madrid. De pronto, una señora llega al centro.
- Buenos días. Tengo consulta para esta tarde con la doctora Manrique, pero no es urgente. Si hay que dejarlo para otro día, lo dejamos, eh. Si hay huelga hay huelga. Y ésta es para mejorar la atención a los pacientes.
- A ver, a ver... ¿Le va bien mañana a las cinco y media?
- ¿Mañana? Pues muy bien, hija. Gracias. Adiós.
No todo el mundo reaccionó ayer así. Hubo hasta quien trepó entre insultos por el árbol genealógico de Zapatero. «Pero la mayoría de las personas está siendo muy comprensiva. Hoy no hay casi nadie aquí. Es una huelga con la complicidad de la gente».
Habla Rosa María González, jefa del grupo de administrativos de uno de los centros de salud con más carga de trabajo del sur de Madrid, médicos que no pueden pasar de los cuatro o cinco minutos por enfermo como si hicieran medicina en una cadena de montaje.
La huelga cómplice es la huelga por los 10 minutos de consulta para cada paciente en Atención Primaria, el paro de 24 horas que 10 comunidades autónomas vivieron ayer con éxito o fracaso, según hablen los organizadores o los gobiernos.
Dicen la Plataforma 10 Minutos y las sociedades de médicos de familia que el paro lo secundó ayer una media del 70% de la profesión sanitaria. Dicen las consejerías de salud que la cosa osciló entre un 0,1% y un 16,8%. La misma guerra de números que en las manifestaciones de los sábados.
Los datos de los organizadores de la huelga de ayer hablan de un apoyo de un 80% en Madrid, Comunidad Valenciana y Murcia; un 50% en Andalucía y Aragón; un 40% en Castilla y León y un 35% en La Rioja.
Los de las CCAA arrojan un seguimiento del 16,8% en Murcia, un 9,5% en la Comunidad Valenciana, un 5,2% en Madrid, un 5% en Andalucía, un 1,5% en Aragón, un 0,9% en Castilla y León y un 0,1% en La Rioja.
Fueran los que fueran, compartieron el puñado de demandas desatendidas que empujó a la huelga. Los médicos piden el incremento del presupuesto para Atención Primaria, la instauración de una receta -«multiprescripción», la llaman- que reduzca los trámites burocráticos, la ampliación del personal para evitar que se doblen los turnos y aliviar la saturación asistencial, la conversión de los contratos basura en fijos y el aumento del tiempo de consulta a un mínimo de 10 minutos por paciente.
«En ninguna de las comunidades donde ha habido huelga se ha producido movimiento de la Administración para cumplir alguna de nuestras reivindicaciones», aseguraba ayer Carmen Moliner, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, que habló de «movilización exitosa».
¿Y qué ha pasado en siete comunidades para que se desconvocara la huelga de ayer? «Que han cumplido sus compromisos», sentencia.
¿Qué compromisos? «Galicia se ha comprometido por escrito a destinar el 27% del presupuesto sanitario a la Atención Primaria de aquí a cinco años. Cataluña, más del 25%. Asturias está en el 12% y ha acordado un 20%. Navarra y Extremadura no han hablado de cifras, pero han llegado a acuerdos sobre organización novedosa de la Atención Primaria. Canarias se ha sumado esta mañana (por ayer) y desconozco su compromiso, pero ha bastado para que los compañeros de allí desconvoquen la huelga».
La próxima tiene fecha: 10 de mayo. Sólo gestos como los de las siete comunidades que ayer evitaron la huelga de sus médicos harán que la Plataforma 10 Minutos anule el paro previsto para dentro de un mes.
De momento, las sociedades de facultativos y el sindicato CCOO adelantan que hay una reunión prevista para la próxima semana en Castilla y León y que la consejería madrileña ha mostrado «algo de sintonía» con nuestras propuestas, dice Moliner.