La parroquia de la discordia
Algunos de los participantes en el debate de hoy estuvieron en la eucaristía que se celebró el Domingo de Resurrección en San Carlos Borromeo. Esta parroquia del barrio madrileño de Entrevías, cuyo cierre y reconversión en un centro de Cáritas anunció el Arzobispado la semana pasada, se gana tanto el favor de los lectores como sus críticas.
Ojalá la Iglesia cambie de opinión y rectifique
No soy creyente de misa dominical, pero considero injusto el cierre de la parroquia de San Carlos Borromeo, y el Domingo de Resurrección decidí acudir a esa iglesia para solidarizarme con los sacerdotes. Y también, por qué negarlo, para ver con mis propios ojos cómo era la liturgia que tanto ha herido la sensibilidad de la jerarquía eclesiástica.
Media hora antes de empezar ya no cabía un alma dentro del templo. Vecinos de la zona y gente de otros barrios abarrotaban la sala y charlaban en voz baja sobre el incierto futuro de esta pequeña iglesia, que en tiempos difíciles ha dado cobijo a mucha «gente de mal vivir» (palabras del párroco titular), y ofrecido «consuelo y esperanza» (palabras de los fieles) a muchas familias de uno de las zonas más marginadas de la capital.
Con decenas de personas en la puerta, el párroco Javier Baeza comienza la misa diciendo que «queremos ser rebeldes al modo de Jesús». Junto a Baeza, Enrique de Castro y Pepe Díaz, vestidos de calle. Sobre el altar pueden verse varias hogazas, dos copas de vino y una bandeja de pan desmenuzado para la comunión. A su espalda, un sencillo Cristo crucificado, dibujos infantiles y recortes de prensa.
A la salida reconozco a varios actores, como el Gran Wyoming, que lamenta lo que está ocurriendo y señala que «gente como estos curas es la que acerca a la gente a las iglesias y decisiones como la del cierre la que la aleja». Comparto su opinión. Ojalá los que han tomado esta decisión rectifiquen.
M. A.
Se hicieron sacerdotes, que sean consecuentes
Nadie obligó a estos curas a ser sacerdotes. Nadie les obligó a aceptar los preceptos de la Iglesia Católica y Romana, lo hicieron voluntariamente. Nadie les obliga a continuar dentro de ella si no creen en sus preceptos y en sus normas.
Sobre el trabajo social que desarrollan, nadie se lo niega, pero la mayoría de las parroquias lo realizan. Si quieren fundar una ONG que lo hagan, pero si están dentro de la Iglesia tendrán que seguir sus normas.
J.
Los fieles avalan la labor de esos curas
Lo que el Domingo de Resurrección se vio y escuchó en Entrevías fue solidaridad de la buena. Se llamó a las cosas por su nombre, se habló en nombre de Jesús (cuyo ejemplo a muchos parece habérseles olvidado) y la gente que había era de verdad, no de la que va a misa los domingos a lucir modelito, ni de la que se dice cristiana pero nunca metería a un drogadicto en su casa ni permitiría que su hija se casara con un inmigrante.
Yo estuve allí y me sentí bien. El hábito no hace al monje y los testimonios de los fieles avalan la labor de estos curas, que profundizan en las necesidades de la gente y que sólo piden que les dejen continuar su labor como hasta ahora.
Aníbal
Hay labor social en las demás parroquias
El domingo hubo misa en todas las parroquias de Madrid, aunque otras no tuvieran la suerte de contar con El Gran Wyoming entre sus asistentes. Confirmo, asimismo, que muchas parroquias de Madrid, por no decir todas, hacen una labor social impagable, y no sólo la de San Carlos Borromeo.
Carlos
¿Es que la forma cuenta más que el fondo?
Al final va a resultar que las formas significan más que el fondo. Para según quienes es más importante que seamos descreídos con capuchas que activos miembros de la comunidad cristiana.
Los que hacen a la Iglesia católica no son el Papa y los obispos, sino los fieles. La Iglesia Católica no pertenece a unos cuantos centenares de personas, no son jefes como si de una empresa se tratase.
H.