Miércoles, 11 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6324.
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Al heredero del 'padrino' le gustan los videojuegos
A pesar de que Corleone celebra la detención hace un año del capo de Cosa Nostra, la organización mafiosa ya tiene nuevo jefe
IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal

ROMA.- Un día como hoy, hace justo un año, en un oscuro y miserable caserío de tan sólo 40 metros cuadrados situado a las afueras de la localidad siciliana de Corleone, las fuerzas de seguridad italiana encontraban, tras 43 años de intensa búsqueda, al fugitivo más notorio del país: un abuelete de 73 años llamado Bernardo Provenzano que, desde la detención en 1993 de Toto Riina, se había convertido en el gran capo de Cosa Nostra.

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Ahora, cuando se cumple un año de la captura del padrino, Corleone lo celebra con tres días de festejos varios y numerosas actividades culturales que se prolongarán hasta hoy miércoles. Sin embargo, lo cierto es que la Mafia siciliana sigue gozando de excelente salud. Y todo apunta a que Provenzano ya podría tener un heredero oficial al frente de Cosa Nostra. «La detención de Provenzano y de un grupo importante de sus colaboradores ha supuesto un éxito excepcional, pero sería un grave error pensar que la Mafia ha sido vencida. La organización mafiosa ha mostrado una enorme capacidad de reestructuración. Y, al igual que ya ha hecho en épocas pasadas, ya podría haber procedido a llevar a cabo sustituciones en los puesto calves», señala por ejemplo Piero Grasso, el fiscal nacional antimafia.

El hombre que, según todos los indicios, sería el nuevo capo de Cosa Nostra se llama Matteo Messina Denaro y es un tipo de 45 años que se halla en paradero desconocido desde 1993, cuando tras asesinar a cuatro esbirros de un clan mafioso enemigo del de los corleoneses, su nombre entró por la puerta grande en la lista de los criminales más buscados de Italia. Su promoción a padrino absoluto parece confirmada en el centenar de pedazos de papel escritos a máquina que la policía encontró en la sucia casucha en la que se ocultaba Provenzano, y que el boss utilizaba para comunicarse con sus subalternos. «Yo le pertenezco», se leía en uno de esos mensajes, firmado por «su sobrino Alessio», el nombre en clave que Messina Denaro utilizaba para comunicarse con el Tío Binnu, como Provenzano era conocido por sus hombres de confianza.

La semana pasada se hacían públicos un par de retratos con el aspecto que según la policía el mafioso podría tener en la actualidad. Uno de los retratos, elaborados por ordenador y con la información facilitada por algunos colaboradores de la Justicia, lo muestra llevando unas gafas graduadas para la vista, mientras que el segundo lo pinta con unas gafas de sol marrones, después de que algunos de sus hombres aseguraran que se habría sometido a una operación en los ojos en una clínica española. «Hemos partido de la foto más reciente de la que disponemos de Messina Denaro, y la hemos envejecido considerando sus características y la de sus familiares más cercanos», señalaba Manfredi Lo Presti, responsable de la división siciliana de Policía científica.

Pero, más allá de su aspecto físico ¿quién es Messina Denaro? Las crónicas pintan a este hombre nacido en la localidad siciliana de Castelvetrano (en la provincia de Trapani), como un sujeto sanguinario y sin escrúpulos con varias matanzas a sus espaldas. Pero, a la vez (una cosa no quita la otra), amante de las mujeres, apasionado de los coches hermosos y enamorado de la buena vida. Y enganchado a los videojuegos.

Ésa es al menos la imagen del boss que emerge de la correspondencia que le fue interceptada a Maria Mesi, la mujer con la que el nuevo padrino habría mantenido una tórrida relación sentimental a juzgar por las inflamadas cartas que se intercambiaban, y en una de las cuales queda en evidencia la pasión de Messina Denaro por los juegos electrónicos. «Te lo ruego, no me digas que no. Deseo tanto hacerte un regalo... Sabes, he leído en una revista de videojuegos que ha salido el Donkey Kong 3, y no veo la hora de ir a comprártelo. El de Secret of Maya 2 aún no ha llegado. Eres la cosa más hermosa del mundo», le escribía ella.

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